Técnicas de relajación infantil para volver a la calma
Vivimos en una sociedad que va muy rápido y que hace que llevemos a los niños a un ritmo trepidante que no les permite parar. Y si bien es cierto que los niños necesitan moverse y jugar, también es necesario que tengan momentos para calmarse, relajarse y descansar. Para ellos, existen algunas técnicas de relajación infantil que les ayudarán a volver a la calma.
Algunas técnicas de relajación infantil
La marioneta
Es una de las técnicas de relajación infantil centrada en los músculos. Es divertida y requiere de imaginación.
Pasos:
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Explícale que jugaréis a que es una marioneta y que tú controlarás los hilos que hacen mover sus extremidades, espalda y cabeza.
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Jugar durante un rato, de manera que el niño realice distintos gestos y acciones.
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Una vez haya interiorizado la dinámica del juego, dile que el marionetista es un poco torpe y que a veces, se le caerá algún hilo y que, en tal caso, deberá relajar la parte del cuerpo correspondiente.
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El juego termina diciendo que el marionetista se le caerán todos los hilos a la vez, de manera que el niño relaje todo su cuerpo.
Muñeco de nieve
Entre las técnicas de relajación infantil encontramos esta mezcla de relajación muscular con relajación autógena de Shultz (técnica psicoterapéutica basada en la concentración pasiva de las sensaciones físicas), apta para cualquier edad y que requiere de imaginación.
Pasos:
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Pídele al niño que imagine que es un muñeco de nieve que se ha congelado por completo durante el invierno. En este estado inicial debe tensar todo lo que pueda los músculos y quedarse inmóvil.
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Invítale a que centre su atención en las sensaciones corporales.
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Continúa la historia explicándole que llega la primavera y que imagine como los primeros rayos de sol cada vez calientan más y empiezan a derretir al muñeco de nieve. Con ello, de forma progresiva el niño debe ir relajando los músculos, estirándose y destensándose.
Refugio seguro
Es una técnica de imaginación guiada, muy útil para abordar los problemas de tensión y ansiedad en niños con un elevado nivel de imaginación. Requiere de un guía que utilice un tono de voz calmado y profundo para conseguir recrear en la imaginación del menor un entorno seguro y relajante.
Pasos:
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Pídele al niño que imagine un sitio en el que se sienta a gusto y relajado. Puede ser la montaña, la playa, una selva o en medio de las nubes.
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Una vez encuentre el sitio, invítale a imaginar que construye un pequeño refugio.
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En ese refugio, debe colocar mentalmente alguna de las pertenencias que más le gusten y le hagan sentir tranquilo, como su peluche preferido o invitar a un león para que le proteja. La fantasía en esta práctica no debe tener límites.
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Debe ir añadiendo cada vez más detalles, hasta que el niño se sienta tranquilo y seguro.
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Al final se le explica, que cada vez que se sienta nervioso, ansioso o inseguro, puede visitar ese sitio, un lugar donde la ansiedad no puede afectarle.
Respiración profunda
Es una técnica muy eficaz para frenar la respuesta natural del cuerpo ante el estrés y que se puede adaptar a niños pequeños utilizando la imaginación.
Pasos:
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Pídele que imagine que es una rana que está tranquila en su estanque.
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Haz que se concentre en cómo sube y baja el abdomen con cada respiración.
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Explícale que debe inhalar profundamente por la nariz, contener la respiración por un momento y soltarla lentamente por la boca. Puede poner una mano en su pecho y otra en el estómago, para observar cual de los dos se mueve.
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La analogía también puede ser con un acordeón o un globo.
Relajación muscular progresiva
Es una de las técnicas de relajación infantil destinadas a aliviar el estrés en niños mayores de siete años y que se basa en la tensión y relajación de diferentes grupos musculares a la vez que se controla la respiración.
Pasos:
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Cara: pídele al niño que haga como si estuviera oliendo algo muy desagradable o como si tuviera que espantar una mosca solo con la cara, luego que relaje los músculos faciales.
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Mandíbula: pídele que apriete las mandíbulas tan fuertes como hacen los perros cuando sostienen un hueso o que haga como si estuviera mascando chicle, luego que libere ese hueso imaginario o escupa el chicle, relajando la zona activa.
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Hombros: pídele que se proteja como lo haría una tortuga, y luego que los libere poco a poco.
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Abdomen: pídele que tense el abdomen para evitar que lo aplaste un elefante o que simule pasar por un sitio muy estrecho, luego que relaje la zona.
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Brazos y Piernas: pídele que actúe como si se estuviera hundiendo en el barro, de modo que los músculos caigan en peso muerto o que los estire como un gato para luego dejarlos caer completamente relajados.
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Manos: pídele que actúe como si estuviese exprimiendo una naranja, que lo haga tan fuerte como pueda, y luego que deje caer la fruta al suelo.
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Pies: pídele que presione los dedos de los pies contra el suelo, como si estuviera excavando en la arena de la playa, primero con un pie y luego con el otro.
Ves probándolas, poco a poco, con tu hijo y descubre cuál estas técnicas de relajación infantil encaja mejor con sus necesidades.