Cómo cambiar hábitos: 8 pasos para hacerlo sencillo
Cambiar hábitos exige tiempo, pero también un compromiso firme. Modificar aquello que se lleva a cabo en el día a día casi de forma rutinaria, no siempre es fácil, ¡pero sí es posible!
¿Qué son los hábitos?
Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), un hábito es “un modo especial de proceder, adquirido por repetición de actos iguales o semejantes”. Los hábitos son conductas que repetimos muchas veces y que terminan por formar parte de nuestra rutina diaria.
Pasado un tiempo repitiendo un hábito, este se vuelve automático, es decir, lo hacemos instintivamente.
¿Es posible cambiar hábitos?
Los hábitos son conductas modificables, por lo tanto sí es posible cambiar hábitos. La motivación, el esfuerzo y la voluntad suelen ser aspectos claves para ello. Sin embargo, sin una estrategia eficaz tampoco se llega a ninguna parte.
Para poder lograr cambiar hábitos eficazmente, se debe considerar si lo que se pretende conseguir está relacionado con la propia escala de valores y si disponemos de un tiempo dedicado a la prueba y la práctica.
Si ambos factores están presentes, el proceso sobre cómo cambiar hábitos es mucho más sencillo. Al fin y al cabo, el cerebro se caracteriza por su plasticidad, que es la capacidad para seguir aprendiendo y reorganizar sus mapas mentales hasta el final de la vida. Por lo que el cambio siempre es posible.
Cómo cambiar tus hábitos
1. Identificar los hábitos que se desean cambiar
Lo primero que tienes que hacer es identificar y priorizar. No es posible cambiar todos los hábitos a la vez. Por ello, es recomendable, en primer lugar, hacer un listado de los hábitos que se desean cambiar. Una vez hecho esto, el siguiente paso sería establecer un orden para identificar por cuál se desea empezar.
Hay que tener en cuenta que la multitarea no suele tener buenos resultados. De ahí que la recomendación sea elegir un hábito para enfocarse en él totalmente. Y, una vez que esté consolidado, continuar con el siguiente.
2. Reflexionar sobre el propósito del cambio
Otro paso que debería hacerse, casi a la par que el anterior, es reflexionar sobre el propósito de cambiar hábitos. Es decir, ¿qué hay detrás del deseo de modificar esos hábitos?, ¿cuál es la intención que lo promueve?, ¿por qué razón se desea cambiar dichos hábitos?, ¿con qué se realizará el cambio?
Además, es muy importante considerar si aquello que se desea conseguir está relacionado con la escala de valores. Si es así, habrá un impulso extra para su realización, ya que estará fomentado por la motivación intrínseca, en la que la recompensa es la ejecución de la tarea.
3. Planificar objetivos y buscar tiempo para comenzar
Después de identificar el hábito que se desea cambiar, hay que desgranar este hábito en pequeñas metas y objetivos a corto plazo, para tener claro cómo lo vamos a hacer. De esta forma, será mucho más fácil ir implementando el cambio, al convertirlo un proceso progresivo.
Dividir una meta a largo plazo en objetivos a corto plazo tiene muchos beneficios: desde ofrecer la posibilidad de realizar pequeñas mejoras en el camino, hasta liberar de cierto estrés, ajustar expectativas y medir si se está haciendo bien o se está equivocado.
Tras la planificación de objetivos, habrá que buscar un tiempo para comenzar a cambiar hábitos. Porque de nada vale el deseo de hacerlo si no se entra en acción. De ahí que buscar huecos en el día a día para introducir esas pequeñas metas y objetivos será un aspecto fundamental.
4. Dar prioridad
Cambiar hábitos es todo un reto. Y como cualquier reto, necesita que le demos prioridad. En este caso, la prioridad es convertir ese nuevo hábito en una rutina, por lo que no hay que olvidarse de él.
Para ello, se puede optar por crear alarmas, apuntarlo en la agenda o en cualquier otro sitio que sirva como recordatorio. La cuestión es que ese nuevo hábito forme parte de lo que hacemos cada día en la medida de lo posible para que, en un futuro, llegue a automatizarse.
5. Cultivar la paciencia y mantener el compromiso de cambio
A la hora de cambiar hábitos existen dos aspectos que son clave:
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La paciencia porque siempre existen resistencias a los cambios y se necesitará tiempo. Hay que tener en cuenta que al cerebro le gusta el ahorro cognitivo, por eso crea rutinas, y el hecho de introducir un nuevo hábito no le resultará agradable en un principio. De hecho, se resistirá bastante y tenderá a hacer lo que consideraba habitual, de ahí que tenerlo en cuenta es importante. Hay que darse tiempo.
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El compromiso porque sin él los cambios no son posibles, ya que se trata del impulso que fomenta seguir adelante con aquello que se quiere.
Algo muy recomendable cuando aparece el desánimo o incluso la idea de no continuar es pensar sobre los beneficios que se obtendrán a medio-largo plazo. Esto hará que la intención de cambiar hábitos vuelva a coger fuerza.
6. Cuidar el diálogo interno
Muchas veces, nuestra mente puede jugarnos malas pasadas, sobre todo en procesos de cambio. Por ello, es fundamental estar atentos a los pensamientos que aparecen cuando el cansancio hace acto de presencia.
A nuestro cerebro le encanta buscar excusas para mantenerse en su rutina. De hecho, puede llegar a ser muy ingenioso para justificar que los nuevos hábitos no son tan necesarios y sabotearlo todo.
La clave está en saber que las excusas aparecerán y que los pensamientos son solo pensamientos. Lo que hay que hacer es cuestionarlos, sobre todo si comienzan a enfocarse en aspectos negativos o califican como imposible el hecho de cambiar hábitos.
7. Tener un plan de emergencia
Sabemos que controlar todo es imposible, pero tener en cuenta lo que sucede alrededor sí es posible. Seguramente aparezcan imprevistos, errores o situaciones que obliguen a modificar de alguna manera los objetivos planteados, pero esto no debe ser un problema a la hora de cambiar hábitos.
Una buena opción es tener un plan de emergencia, es decir, tener una estrategia cuando no sea posible llevar a cabo lo que se había marcado. Quizás sea posponer para más tarde lo que se pretendía hacer en relación con el nuevo hábito o hacerlo de otra manera. La cuestión es no olvidarse de ello, para que siga siendo protagonista del día a día.
En relación con esto, no hay que olvidar que una de las claves del cambio es la flexibilidad.
8. Medir resultados
El último paso es lograr medir los resultados con base en los objetivos y metas planificados. Tenemos que ser conscientes si el compromiso que teníamos con el cambio de hábitos sigue presente, si los resultados son los esperados y si en nuestra rutina están presentes estos cambios.
Además, lo sabremos, ya que si todo va bien, ese nuevo hábito muy fácilmente se convertirá en parte de nuestra rutina del día y se habrá automatizado.
El proceso de cambiar hábitos no es fácil, pero es posible. Es un trabajo que requiere de esfuerzo, paciencia y, sobre todo, mucho compromiso de nuestra parte, teniendo presente que siempre habrá momentos más difíciles. Sin embargo, una vez conseguido, la recompensa será más satisfactoria.
Preguntas frecuentes sobre cambiar hábitos
¿Cuánto tiempo se tarda en cambiar hábitos?
Según las propuestas de algunos psicólogos, se necesitan 21 días para cambiar un hábito a través de la repetición constante.
¿Qué hábitos se pueden cambiar?
Existen multitud de hábitos que pueden ser modificados y podemos cambiar. Desde levantarnos más temprano por la mañana, meditar, hacer ejercicio diariamente, alimentarnos más saludable, etc.
¿Cómo se pueden cambiar los hábitos?
Cambiar los hábitos puede ser un desafío, pero es posible con enfoque y determinación. Algunos consejos para cambiar los hábitos son enfocarse en un hábito a la vez, tener un compromiso consciente, identificar los hábitos a cambiar, establecer metas claras, persistir y buscar apoyo.
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