Contaminación acústica en los jóvenes: cómo les afecta
Hace muchos años que se está observando que el ruido perjudica la salud y que la contaminación acústica es uno de los factores de varios problemas de salud en la sociedad actual. Tal es la preocupación, que el 12 de abril se celebra el Día Internacional de la Concienciación sobre el Ruido. Pero vamos a ver cómo repercute la contaminación acústica en los jóvenes
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi el 50% de los jóvenes de entre 12 y 35 años escuchan sus dispositivos electrónicos a “niveles inseguros”. Y cerca de un 40% de estos mismos jóvenes agravan la situación al exponerse a niveles de ruido excesivo en discotecas, bares y eventos deportivos.
La OMS denomina “niveles inseguros” de ruido los que superan los 85 decibelios (dB) durante más de 9 horas o los 100 dB durante 15 minutos. Y algunas discotecas superan tranquilamente estos 100 decibelios.
¿Qué es la contaminación acústica en los jóvenes?
A este fenómeno lo llamamos contaminación acústica y está provocando un aumento significativo de pérdida de audición entre los jóvenes. Si esta contaminación acústica afecta a los niños, puede ocasionar una pérdida de la capacidad auditiva, entorpeciendo el desarrollo adecuado del lenguaje y aprendizaje y, por lo tanto, dificultando el rendimiento escolar.
Crear conciencia sobre los efectos nocivos del ruido es un gran reto para las nuevas generaciones. La aparición de la pérdida auditiva asociada a la edad puede adelantarse hasta 20 años por este ruido excesivo y pueden derivar en trastornos en personas de 40 años y que son típicos que sucedan a partir de los 60.
Medidas contra el ruido
El cambio de hábitos es fundamental para la prevención. Los expertos aconsejan tomar esta serie de medidas:
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Mantenerse lejos de las fuentes de sonido.
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Limitar y reducir el tiempo de exposición a sonidos de alta intensidad.
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Usar protectores auditivos en caso de exposición continua al ruido.
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Evitar escuchar música con auriculares a más del 60% del volumen que permiten.
Algunos expertos recomiendan aplicar la regla 60-60 al usar reproductores de música, es decir, "no utilizarlos más de 60 minutos al día y no superar el 60% del volumen que permiten los mismos".