A dieta, ¡no, por favor! Descubre hábitos para cuidarte

15 Ene 2018
Las Navidades ya son “agua pasada” y llegan los momentos de resentimiento por los excesos dietéticos cometidos durante esta época y de desesperación per perder el peso ganado.
dieta para adelgazar

Muchas son las personas que, como propósito para el nuevo año que se estrena, deciden iniciar una dieta desintoxicante como solución de emergencia para “arreglar” las consecuencias de las comidas navideñas, todo ello aderezado por la corriente de las presiones y estereotipos de belleza que venden la delgadez a diestro y siniestro.

Por ello, optan por todo tipo de dietas, incluyendo aquellas que son más estrictas y severas o hasta incluso milagrosas, con ayunos muy prolongados y con garantía de poner en riesgo la salud de quien decida seguirla cmo la dieta Dukan. Ahora resulta un buen momento, pues, para hablar del concepto de dieta y el significado que solemos atribuirle a este término.

El significado de la palabra “dieta”

“El lunes empiezo la dieta” o “Yo siempre estoy a dieta” son dos expresiones muy habituales que reflejan la mentalidad de tener el deber de cumplir una serie de normas y prescripciones dietéticas , te guste o no, te apetezca o no, o se adapten o no a tus circunstancias.

Y es que, según la RAE (Real Academia Española), una de las tres primeras definiciones que atribuye a la palabra dieta corresponde a: la privación de comer. Y precisamente al leer o escuchar la palabra “dieta” somos muchos los que ya le atribuimos o interiorizamos ese significado a la palabra, sobre todo quienes continuamente quieren perder peso. Viven el comienzo de aplicar una dieta como una etapa con principio y final, nada permanente y en la cual deben existir alimentos prohibidos que conviene evitar o apartar de nuestro consumo. Esta acepción de la palabra dieta mucho se aleja de un cambio profundo de hábitos que sería el que garantizaría el éxito en el mantenimiento de la conducta alimentaria a largo plazo.

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La mentalidad “dieta”

La mentalidad “todo o nada” en dieta equivale, entre otros pensamientos, a que existe la clasificación de “alimentos buenos y alimentos malos”. A menudo interpretamos que al hacer una dieta para perder peso debemos privarnos o restringir esta gama de alimentos malos que a corto plazo puede resultar asequible pero a largo plazo toda persona humana va a caer en la tentación de que le apetezca “lo prohibido”. He aquí cuando acontece lo que se conoce como abandonar la dieta lo que conlleva a menudo sentimientos de frustración y hasta incluso culpabilidad por habernos fallado a nosotros mismos.

Y es que lo cierto es que así funciona nuestra mente, cuando nos dicen que NO a un alimento, más ganas vamos a sentir de comerlo o incluso devorarlo sin fin como si no volviéramos a tener nunca más la oportunidad de tomarlo.

Aparecen dificultades entre las cuales encontramos en mayor medida el riesgo de descontrol alimentario, lo cual comporta que aplicar una dieta resulte sutilmente peligroso o ineficaz, conllevando consecuencias para el peso y para la salud que van, desde múltiples oscilaciones de peso hasta menguar nuestra autoestima y aumentar la preocupación por nuestro cuerpo y figura, dando lugar a la aparición de posibles alteraciones con el comportamiento alimentario.

La mentalidad “no-dieta”

Frente a la mentalidad dieta, se trata de potenciar un cambio de hábitos, y huir de restricciones y privaciones sin más. Hay que saber respetar nuestro propio cuerpo y preocuparnos de cuidarlo a diario como sinónimo de una buena autoestima. Si vienen días difíciles donde nos cuesta más seguir una alimentación saludable, nuestro foco se debe centrar en mayor medida en el resto de días que sí llevamos a cabo nuestro auto-cuidado, sin darle importancia a las cifras de peso.

El hecho de seguir un plan dietético provoca en ocasiones que el foco de control (conocido como locus of control) se sitúe externo a la persona y sea el profesional el responsable de producir un cambio. Este error debería corregirse y tratar de que el foco de control sea interno favoreciendo así que sea uno el que tome las riendas de la propia alimentación y la salud, para llegar a la autonomía y al aprendizaje de hábitos desde nuestra propia perspectiva. Por ejemplo, los deportistas deben aumentar el consumo de frutas y verduras.

  

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Andrea Arroyo
Autor/a: Andrea Arroyo
  • Psicóloga con consulta asistencial

  • Profesora-docente colaboradora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)

  • Investigadora, divulgadora y asistencial

  • Autora del blog https://andreaarroyo.es/

  • Miembro de la Sociedad Española para el estudio de la Obesidad (SEEDO)

Psicóloga sanitaria y dietista-nutricionista clínica. Experta en trastornos de la conducta alimentaria, obesidad y psiconutrición.