Gingivitis: cómo prevenir enfermedades periodontales

27 Nov 2020

Es importante observar el estado de las encías dado que reflejan el estado del periodonto (constituido por los tejidos que proporcionan el sostén a los dientes para que puedan desempeñar sus funciones). El 80% de las extracciones dentales en pacientes adultos se deben a una enfermedad periodontal, una de las cuales es la gingivitis. ¿Sabias que la salud dental se puede ver afectada por el coronavirus?

  1. Una encía sana
  2. Cómo prevenir la enfermedad periodontal
  3. Principales enfermedades periodontales
  4. Qué pasa si una gingivitis no se trata…
  5. Cómo se trata la gingivitis
  6. Control de la enfermedad

Una encía sana

La encía forma parte del llamado periodonto, cuyos tejidos son: encía, ligamento periodontal, cemento radicular y hueso alveolar. Para valorar una encía debemos fijarnos en el color, el contorno, la textura y el surco. Las principales características de una encía sana son un color rosa pálido y brillante, un contorno bien definido, una textura rugosa pero suave y un surco (espacio entre la encía y el diente) inferior a 3 mm de profundidad.

Cómo prevenir la enfermedad periodontal

La enfermedad periodontal puede prevenirse si controlamos la placa bacteriana que se deposita alrededor del diente y supone el principal irritante gingival. Si el acúmulo de placa se cronifica la encía se destruye progresivamente avanzando en profundidad hasta llegar al hueso alveolar donde está anclado el diente.  La eliminación diaria de la placa mediante una cuidadosa higiene dental es fundamental. El cepillo y el hilo dental son los principales protectores de la encía. Es muy importante el cepillado tras la ingesta de determinados alimentos como limón, pomelo, fresas, tomates y cacahuetes ya que ocasionan cambios en el pH que promueven la enfermedad de las encías. No olvidemos que el consumo frecuente de alimentos ricos en azúcares o el tabaco favorecen la adhesión microbiana de la placa bacteriana.

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Principales enfermedades periodontales

Las principales enfermedades periodontales son la gingivitis (inflamación y sangrado reversibles de la encía sin afectación ósea) y la periodontitis (destrucción irreversible del hueso que soporta el diente. La causa principal es el acúmulo de placa bacteriana (también llamada biofilm oral, compuesto por millones de microorganismos depositados sobre la superficie bucal) que se deposita constantemente sobre la superficie de los dientes y encías formando una fina película que se coloniza por bacterias. Ello da lugar a una inflamación inicial y, posteriormente, a una infección. Evoluciona hacia la formación de bolsas periodontales, inflamación gingival, movilidad dentaria, sangrado excesivo y espontáneo, y pérdida del hueso que sostiene a los dientes. La pérdida dental está prácticamente garantizada en fase de periodontitis por ser la forma más grave y destructiva de la enfermedad periodontal.

Qué pasa si una gingivitis no se trata…

Todas las periodontitis provienen de una gingivitis, pero no todas las gingivitis terminan en periodontitis. Si no se trata una gingivitis evolucionará a periodontitis. El tratamiento de elección va a depender de la gravedad de la enfermedad periodontal. El primer tratamiento periodontal sería una tartrectomía que consiste en una higiene dental básica llevada a cabo por el higienista mediante el aparato de ultrasonidos y con la finalidad de desincrustar la placa bacteriana acumulada y acceder posteriormente al tratamiento periodontal propiamente dicho.

Cómo se trata la gingivitis

El primer tratamiento periodontal específico es el raspado o curetaje, que se realiza por cuadrantes y bajo anestesia. Consiste en la limpieza del fondo de bolsa y de la raíz del diente. Persigue la eliminación del cálculo, de la placa bacteriana y de la tinción y depósitos sobre las coronas dentarias y las superficies radiculares de los mismos (puede realizarlo el Odontólogo general o el periodoncista).

En caso de que el tratamiento no sea suficiente debe optarse por el siguiente eslabón terapéutico, la cirugía periodontal, destinada a corregir los defectos gingivales y erradicar el foco infeccioso.

Otros tratamientos complementarios son la Irrigación bucal (consiste en la acción directa de un chorro pulsátil de agua con efecto mecánico sobre las incrustaciones de la superficie dental, borde de encías y los lugares de difícil acceso como las bolsas periodontales, ortodoncia y prótesis fijas), el cepillo interproximal, el hilo dental, la pasta dentífrica para encías sensibles y los antisépticos.

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Control de la enfermedad

Tras el tratamiento se recomienda una frecuencia regular de visitas para controlar la evolución. La implicación del paciente es fundamental en la evolución de la enfermedad.

Los pilares básicos en el manejo de la gingivitis son:

  • Higiene oral correcta: es importante disponer de un buen material (cepillo de consistencia media, hilo dental, cepillo interproximal y pasta fluorada) y de una buena técnica de cepillado. Respecto a la frecuencia, recomendamos, al menos, tres cepillados al día (después de las comidas) y el uso de seda dental (previo a cada cepillado). Y es importante recordar que el cepillado dental de la noche (antes de ir a dormir) es el más importante del día. Un buen cepillado también nos previene de sarro dental.
  • Hábito alimentario: tras la ingesta es muy importante el cepillado de arrastre de los detritus acumulados durante la masticación. No demores la limpieza tras la ingesta (a los 20 minutos el pH bucal se modifica y se favorece el acúmulo de la placa).
  • Abandona el hábito tabáquico: el tabaco es una de las principales causas de enfermedad periodontal.
  • Extrema la higiene bucal durante el embarazo pues supone un momento de fragilidad gingival en la mujer.
  • Realiza visitas periódicas a tu odontólogo. Si todo va bien, una visita anual que incluya una limpieza será suficiente.

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Autor/a: Ana García

Especialista en Medicina Deportiva, médico consultor de Advance Medical