Calidad del sueño

De forma frecuente, y equivocada, se suele pensar que dormir es igual que descansar. Igualmente, conviene remarcar que la calidad del sueño debe ser buena. Para ello resulta interesante conocer los diferentes factores que van a influir en un buen hábito y conducta del sueño. Unas pautas correctas de alimentación y de estilo de vida ayudan a garantizar un buen hábito de sueño también.
1. Factores que condicionan nuestra conducta al dormir
Algunos de los factores que condicionan nuestra conducta al dormir son:
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La actividad física diaria: conviene realizarla durante el día y evitar el momento previo a acostarse para realizarla para dormir bien.
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El horario de rutina habitual: conviene seguir unos horarios similares.
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La ingesta de comida y bebida: se deben evitar bebidas excitantes que contienen cafeína o teína y comidas copiosas previamente a ir a acostarse.
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La edad y el sexo: con la edad perdemos calidad del sueño y, por lo general, las mujeres duermen peor que los hombres.
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El consumo de fármacos o medicamentos puede activarnos e interferir en el sueño, provocando insomnio.
2. Calidad del sueño ¿Cómo mejorarla?
En muchas ocasiones, basta con seguir unos prácticos consejos para garantizar que nuestro sueño será de buena calidad. A continuación, detallamos algunos consejos para la higiene del sueño:
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Procurar irse a la cama únicamente cuando se sienta sueño.
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Levantarse y acostarse a la misma hora.
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No alargar el tiempo en la cama y permanecer lo suficiente y necesario.
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Evitar que las siestas no superen los 20 minutos o, incluso, no realizarlas.
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Procurar no mirar la televisión o comer en la cama. La cama es para dormir.
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Practicar algún ejercicio de relajación antes de acostarse.
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Darse un baño de agua caliente para aumentar la relajación.
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Huir de actividades estresantes antes de acostarse.
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Mantener las condiciones ambientales óptimas y favorecedoras para el sueño: buena ventilación, luz tenue o apagada, sin ruido…
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No usar dispositivos tecnológicos tipo móviles, tabletas, etc. antes de ir a dormir.
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Dejar un tiempo prudencial desde la cena hasta la hora de acostarse.
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Evitar cenas copiosas, ricas en azúcares, grasas o con mucho líquido, pues pueden interferir en el sueño por malas digestiones, ganas de ir al baño…
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No acostarse con hambre, sed ni con sensación de tener que ir al baño.
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Tener en cuenta que la cafeína y la nicotina son estimulantes que interfieren con un sueño adecuado.