Lesiones que afectan a los ligamentos
Los tipos de esguinces o grados se diferencian en la severidad y extensión de la lesión.
Los ligamentos son unas estructuras compuestas por tejido conjuntivo sólido y elástico, cuya función es estabilizar la articulación y limitar biomecánicamente sus movimientos. Permiten y facilitan el movimiento dentro de las direcciones anatómicas naturales, mientras que restringen aquellos movimientos que son anatómicamente anormales. De esta manera, tratan de impedir lesiones que afectan a la estabilidad articular, como luxaciones, subluxaciones o esguinces.
Los ligamentos trazan un trayecto que va de hueso a hueso, de tal forma que conectan los diferentes huesos que constituyen la articulación.
Debemos diferenciarlos de los tendones o estructuras de tejido conectivo denso no especializado, cuyo trayecto va de músculo a hueso permitiendo que el músculo transmita la fuerza de contracción al hueso durante el movimiento.
Principal lesión de los ligamentos: los esguinces
Las lesiones más frecuentes de los ligamentos son los esguinces producidos por la elongación del tejido ligamentoso debido a una entorsis o giro forzado, en la mayoría de los casos.
Tipos de esguinces
Existen diferentes tipos de esguinces en función del grado o la magnitud de la lesión. Concretamente se clasifican en tres categorías:
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Esguinces de grado I o leve: lesión producida por elongación o distensión de las fibras. Es decir, se corresponden con aquellos casos en los que hay distensión de los ligamentos pero sin que llegue a producirse una rotura de dichas estructuras.
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Esguinces de grado II: esguinces en los que se ha producido una rotura parcial del ligamento.
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Esguinces de grado III: existe una rotura completa del tejido ligamentoso. La rotura de un ligamento supondrá la pérdida de la estabilidad articular y, por tanto, la inestabilidad de la articulación con limitación funcional desde el punto de vista mecánico.
Estos esguinces más graves pueden tratarse de forma quirúrgica u ortopédica, en función del perfil del paciente.
Síntomas y esguinces más frecuentes
Algunos síntomas generales de un esguince son:
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Dolor muscular
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Rigidez o dolor articular
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Hinchazón
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Cambios en la coloración de la piel o aparición de hematomas
Aun así, la intensidad, localización y otras características de estos síntomas van a depender del área del cuerpo afectada y, por supuesto, de la gravedad de la lesión.
Los esguinces tienden a darse con más frecuencia en las extremidades inferiores, concretamente en la rodilla y en el tobillo.
Precisamente por ser bastante comunes, vamos a ver con más detalle las particularidades y sintomatología de los esguinces en dichas articulaciones.
Esguinces de tobillo, grados y tratamientos
El esguince de tobillo se produce cuando la articulación sufre una torcedura brusca hacia adentro.
Los ligamentos más frecuentemente lesionados son el ligamento lateral interno y el ligamento lateral externo (mucho más habitual).
Al igual que la clasificación general que se mencionaba anteriormente, se distinguen tres grados de esguince de tobillo en función de la gravedad de la lesión.
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Grado I o leve: afectan a menos de la mitad del tejido ligamentoso. Puede aparecer un pequeño hematoma en el lateral del tobillo y, dada la levedad de la lesión, basta con un tratamiento conservador. Será suficiente hacer reposo, aplicar hielo y efectuar una inmovilización estabilizadora utilizando un vendaje funcional con o sin taping. Esta inmovilización permitirá cierta movilidad, pero limitando los movimientos del ligamento lesionado.
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Grado II o moderado: esguinces más graves que el caso anterior. Pueden producirse roturas parciales del ligamento y el hematoma que se produce reviste mayor importancia que el de un esguince leve. Ante lesiones moderadas del tobillo como esta, se recurre a una inmovilización en fase aguda con un vendaje compresivo. Posteriormente, se revalora la estabilidad articular y, para confirmar la rotura de ligamentos, suele solicitarse una resonancia.
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Grado III o esguince grave: lesión de tobillo con rotura completa de ligamentos. Aparece inestabilidad evidente en la articulación acompañada por un importante hematoma.
Al igual que en los esguinces grado II, se opta por una inmovilización en fase aguda con un vendaje compresivo y posterior evaluación de la estabilidad articular y de la gravedad de la rotura, a través de una resonancia.
Esguinces de rodilla
En la rodilla, se pueden sufrir lesiones en los ligamentos laterales (interno o externo) o en los cruzados (anterior o posterior).
Los síntomas que se presentarán en el esguince de rodilla van a depender del ligamento lesionado. En la mayoría de los casos, aparecerá dolor, tumefacción e impotencia funcional.
Además, si la lesión ligamentosa es de grado III la inestabilidad articular será muy llamativa.
Otras lesiones que afectan a los ligamentos
Otro tipo de lesiones que afectan a los ligamentos son las luxaciones y subluxaciones. Esta ocurren con mayor frecuencia en el hombro y en las articulaciones de los dedos de la mano.
Se producen por un impacto súbito o traumatismo que provoca un desplazamiento brusco de las superficies articulares.
En consecuencia, uno de los huesos que componen la articulación pierde su ubicación original y queda posicionado de forma patológica, impidiendo la movilidad absoluta.
Se trata de lesiones especialmente frecuentes en deportes de contacto como el rugby, en los casos de la luxación o subluxación de hombro; y el baloncesto, cuando se producen en los dedos de la mano.
Los síntomas son llamativos, pues la articulación se muestra deformada y asimétrica respecto a la contralateral. Además, presenta con imposibilidad de movimiento.
Puede aparecer, incluso, sensación de parestesias u hormigueos por afectación nerviosa.
A pesar de que el diagnóstico es bastante evidente, es conveniente realizar una radiografía antes de proceder a la reducción para recolocar el hueso luxado. De esta manera, se podrá descartar una posible fractura y conocer la posición ósea del hueso luxado.
Mencionamos estos tipos de lesiones porque guardan cierta relación con los esguinces, pues el mecanismo lesional de una luxación implica una distensión de los ligamentos articulares, pudiendo llegar a romperse.
Por ello, tras el tratamiento agudo de la luxación (consistente en la reducción ortopédica) también se procede a la colocación de un vendaje inmovilizador.
Además, se realiza una radiografía de control para corroborar que el hueso se ha recolocado en su posición original.
En las visitas posteriores, se controla la estabilidad articular y, como ocurría en el caso de los esguinces, si es necesario, se realiza una resonancia magnética para estudiar la posible lesión en las estructuras ligamentosas.
En el caso de subluxación, el hueso sale parcialmente de su ubicación original y actuamos de manera muy similar.
Además de estas, existen otras lesiones que pueden aparecer en grandes articulaciones sometidas a un traumatismo de alto impacto con daño de ligamentos, meniscos e incluso huesos. Estas lesiones que pueden llegar a acabar con la carrera profesional de deportistas de élite.
Acciones terapéuticas adicionales tras un esguince
Con independencia de la articulación afectada, es importante recordar que en el momento que se produce la lesión se debe aplicar frío local. Así controlaremos el proceso inflamatorio agudo.
También se debe elevar la articulación o extremidad afectada para favorecer la disminución de la hinchazón.
Cuando el ligamento se ha reparado, ya sea de forma quirúrgica (artroscopia) u ortopédica (yeso, vendaje compresivo o funcional), suele indicarse un tratamiento rehabilitador. Esto servirá para recuperar el arco de movilidad completo de la articulación afectada.
Así, mediante la realización de ejercicios, se podrá restablecer la amplitud de movimiento, flexibilidad, fuerza y estabilidad del tobillo, la rodilla o de la articulación en la que se haya podido producir el esguince.
¿Cuándo acudir a un especialista?
Si has sufrido un impacto, torcedura o cualquier otro evento que haya podido ocasionarte un esguince, será conveniente acudir al médico para que te evalúe.
En caso de que se hinche el tobillo, la rodilla u otra articulación, así como si sientes dolor o te ha aparecido un hematoma, será fundamental que busques atención médica para descartar un problema mayor y, sobre todo, recibir un tratamiento adecuado según el diagnóstico.
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