La imagen personal y los problemas asociados a ella
Entendemos por imagen personal todo aquello que tiene que ver con nuestra apariencia, es decir todo aquello que mostramos al mundo exterior para expresarnos y relacionarnos con él. Con nuestra imagen personal queremos reflejar quién somos pudiendo llegar a reflejar cómo nos sentimos y a que estamos dispuestos, tanto a nivel personal como a nivel laboral.
La imagen personal va más allá de la ropa que nos ponemos, ésta se puede sustentar a partir de cuatro pilares fundamentales como la apariencia, que está formada por la ropa que llevamos, los complementos y peinado, la comunicación no verbal como los gestos que usamos al hablar, movimiento de cuerpo, tono de voz, el aspecto visual e imágen estética, la comunicación verbal, y el comportamiento y actitud.
¿Por qué es tan importante la imagen personal?
Es inevitable que la gente se crea una imagen de cada persona que conoce porque no se puede evitar proyectar una imagen de uno mismo, la forma de vestir, de comunicarse y las características de cada uno harán que se proyecte una imagen personal se quiera evitar o no, por eso llega a ser tan importante la imagen personal de cada persona, porque no podemos evitar mostrarla.
La imagen personal es importante porque refleja las experiencias vividas, la seguridad, el cómo nos cuidamos, la cultura de cada uno, la profesionalidad, las intenciones y los deseos y la autoestima, reflejando así lo que es cada uno. Con ella se logrará transmitir un mensaje coherente de lo que somos e intentaremos proyectar la mejor versión de uno mismo si se trabaja sobre la imagen pesonal.
La adolescencia y la imagen personal
Durante la adolescencia se sufren muchos cambios, quizá el más notable es el cambio físico, una mala adaptación de éstos y una poca aceptación pueden llegar a causar problemas de autoestima en los adolescentes. Los adolescentes usan su imagen personal para describirse a sí mismos y a los demás, la imagen personal es la forma del adolescente de percibir su autoconcepto, es decir cómo creen que son.
Es en el momento de la adolescencia donde entra el importante papel de los padres para fortalecer la imagen positiva de sus hijos, forjar una imagen positiva y saludable es muy importante porque repercutirá en la autoestima del adolescente y en su confianza.
Consejos para ayudar al hijo adolescente a formarse una imagen personal positiva de su cuerpo.
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Centrarse en los logros del adolescente más que en la apariencia física, como cualidades o habilidades.
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Entender lo que el adolecente siente, sus opiniones y gustos.
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Evitar hablar negativamente de la comida o del peso.
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Reforzar y apoyar cualquier actividad saludable, como también cocinar comida saludable y novedosa, para que el adolescente aprenda a disfrutar comiendo sano.
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Desarrollar unas buenas habilidades comunicativas con el adolescente, empezar a cimentar desde que son más pequeños una imagen positiva y saludable y desarrollar una autoestima positiva.
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Tener una actitud congruente, ya que el adolescente imita y está pendiente de lo que dicen y hacen sus padres, evitando mensajes contradictorios ya que los hijos imitan creencias y prejuicios.
Trastornos asociados a la imagen personal
En la actualidad la obsesión por la imagen personal es una característica cada vez más visible, que se ve más en mujeres que en hombres, pero que cada vez está más presente en las consultas de los psicólogos. Estudios muestran que un 80% de la población no se siente a gusto con su imagen corporal.
Dentro de esta obsesión existe el trastorno dismórfico corporal, este trastorno se caracteriza por una preocupación excesiva por una parte del cuerpo o por todo un conjunto. La persona tiene una imagen muy distorsionada de su cuerpo y es muy autocrítica con su físico, pudiendo tener una preocupación excesiva por partes de su cuerpo como pueden ser caderas, glúteos, senos, arrugas, rasgos faciales, piernas, olor corporal, peso etc…
Aparte de la preocupación excesiva surgen otros síntomas como:
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Creer que la gente los observa con atención e incluso se burlan de ellos por sus defectos. Se crean rituales como revisarse muchas veces en el espejo, aunque hay gente que los evita.
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Se crean conductas obsesivas como la comparación de su apariencia física con otras personas, aseo excesivo, tirarse o arrancarse el pelo, buscar aprobación o cambiarse continuamente de ropa.
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Se sienten autoconscientes sobre su cuerpo, intentando evitar salir en público, existiendo un deterioro del funcionamiento social o laboral.
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Son frecuentes los síntomas de depresión, ansiedad, el aislamiento social, sentimientos de pánico y conducta suicida.
El diagnóstico de este trastorno se puede realizar a través de los criterios diagnósticos del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, que dicen así:
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“Preocupación por uno o más defectos percibidos de la apariencia que no son observables o solo son leves a los ojos de los demás”.
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“Conductas repetitivas (por ejemplo, mirarse mucho en el espejo o aseo excesivo) en respuesta a las preocupaciones por la apariencia en algún punto durante el trastorno”.
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“La preocupación provoca un malestar significativo o deteriora el funcionamiento social, laboral o en otras áreas”.
Tratamiento para el trastorno dismórfico corporal
Para poder tratar este trastorno asociado a la imagen personal se utilizan los tratamientos farmacológicos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina para disminuir los problemas emocionales como la ansiedad y la depresión, pero también se utiliza la terapia psicológica para poder conocer y comprender la imagen que la persona tiene de sí misma.
Dentro de la terapia psicológica, la más utilizada es la terapia cognitivo conductual que se orienta a los síntomas específicos del trastorno dismórfico corporal. Esta terapia se centrará en enfrentar al paciente de manera gradual a las situaciones que evita o que teme e intentar no realizar los rituales asociados a las preocupaciones que generan malestar. También se reentrenará en hábitos asociados a este trastorno como arrancarse el pelo o pincharse la piel. Dentro de la terapia cognitivo conductual, para revertir estos hábitos se incluirá:
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Entrenamiento de sensibilización, que incluirá autocontrol e identificación del desencadenante de los hábitos.
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Control de estímulos para reducir la probabilidad de realizar el hábito.
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Entrenamiento de respuesta, se les enseñan otras técnicas a utilizar cuando quieran realizar uno de los hábitos asociados, como podría ser apretar los puños o emprender un hobbie como tejer.
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