Hígado graso y cerveza: ¿están relacionados?
¿Qué relación hay entre el hígado graso y la cerveza? El alcohol es el principal agresor del hígado. Vamos a ver por qué y el impacto de los daños que provoca.
¿Qué es el hígado graso?
El hígado es un órgano que forma parte del sistema digestivo y cumple con varias funciones esenciales para el correcto funcionamiento del organismo. Está implicado en la absorción y metabolización de los nutrientes, así como en el proceso de eliminación de toxinas.
El hígado graso es una condición que se basa en la acumulación de grasa en las principales células hepáticas (hepatocitos). Cuando es debido a un consumo crónico de alcohol, también se denomina esteatosis hepática alcohólica y supone la fase más inicial de daño hepático. Sin embargo, su evolución puede acarrear consecuencias muy graves.
El hígado graso que se inflama se considera esteatohepatitis. A medida que el hígado acumula grasa, va menguando la proporción de tejido sano. Los hepatocitos se van sustituyendo en cicatrices denominadas fibrosis. En este punto, podemos hablar de cirrosis. Se trata de un estado más avanzado del hígado graso. Eso impide que el hígado realice sus funciones correctamente y facilita el desarrollo de insuficiencia hepática y de cáncer de hígado (carcinoma hepatocelular).
Lo más probable es que el individuo no sepa que tiene hígado graso ya que es una enfermedad silente (no se manifiestan síntomas). Normalmente, el diagnóstico se realiza cuando aparecen complicaciones y la enfermedad evoluciona a cirrosis.
¿Qué relación tiene el hígado graso y la cerveza?
Como ya hemos visto, la esteatosis hepática alcohólica está causada por un consumo excesivo de alcohol. El consumo de alcohol en nuestra cultura está muy arraigado y socialmente aceptado, especialmente de vino y cerveza. Es importante desmentir la creencia de que un consumo moderado de alcohol es beneficioso para la salud.
Recordemos que un consumo moderado de alcohol hace referencia a una UBE (unidad de bebida estándar) al día en mujeres y dos en hombres. Una UBE equivale a 10 gramos de alcohol, aproximadamente una copa de vino (100 cc) o un vaso de cerveza (250 cc). Un consumo superior puede ser suficiente para desarrollar hígado de graso con el paso del tiempo (y muchas otras enfermedades).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declara que cada año se producen 3 millones de muertes en el mundo debido al consumo nocivo de alcohol. Esto representa un 5,3% de todas las defunciones.
El consumo de alcohol se asocia al riesgo de desarrollar problemas de salud como trastornos mentales y comportamentales, incluido el alcoholismo. Asimismo, se asocia con importantes enfermedades no transmisibles como la cirrosis hepática, algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares. Es por esto que, la recomendación de la OMS sobre el alcohol es: cuanto menos, mejor.
Parte del alcohol se metaboliza en el estómago gracias a la enzima alcohol-deshidrogenasa (ADH). No obstante, se metaboliza en mayor parte por vía hepática. El alcohol (etanol) se descompone en acetaldehído, un subproducto tóxico que tiene el potencial de causar daño en el hígado (inflamación) y otros tejidos.
La cerveza es una bebida alcohólica fermentada a base de cebada. Eso explica su contenido en hidratos de carbono y la presencia de gluten. El contenido de alcohol de la cerveza suele estar entre 3º y 11º.
Faltan estudios específicos sobre el hígado graso y la cerveza. De todos modos, por todo lo mencionado anteriormente, podemos deducir que si la cerveza se consume en exceso y de forma crónica, la relación puede ser directa.
Para seguir disfrutando del sabor de la cerveza existen opciones como la cerveza sin alcohol o 0.0. La cerveza sin alcohol debe tener un contenido de alcohol menor al 1%, una proporción muy por debajo de la cerveza convencional. En cambio, la cerveza 0.0 no puede tener una graduación alcohólica por encima del 0,04%. Ambas son mejores opciones que su variante tradicional y el hecho de sustituirlas reducirá el riesgo de desarrollar hígado graso alcohólico.
Hígado graso no alcohólico
Conocida como enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA). Esta enfermedad hace referencia a la acumulación de grasa en el hígado por motivos metabólicos. Está estrechamente asociada con otras condiciones médicas como la diabetes tipo 2, la obesidad, la presión arterial alta, el consumo de ciertos medicamentos a largo plazo, etc.
Tratamiento para el hígado graso
La abstinencia es la principal estrategia para el tratamiento de la esteatosis hepática alcohólica. Solamente con esta medida es probable revertir el hígado graso. Por lo tanto, es crucial motivar a los pacientes para que se abstengan del alcohol y sigan el régimen de tratamiento adecuado. Igualmente, está recomendado el soporte nutricional para mejorar los hábitos alimentarios.
¿Y para el hígado graso no alcohólico? Al no haber una medicación específica para el hígado graso, el tratamiento de esta enfermedad se basa en el manejo de sus comorbilidades. Tomar correctamente los fármacos prescritos para otras condiciones como el colesterol, la presión arterial, los triglicéridos, etc. Además, es importante perder peso en caso de sobrepeso u obesidad. Bajar de peso puede disminuir la inflamación y la grasa del hígado.
Conclusión
El consumo de cerveza, así como de otras bebidas alcohólicas, no es inocuo para nuestra salud. La opción más segura es no consumir alcohol. No obstante, para muchas personas el consumo de alcohol es un hábito diario. Si es tu caso, asegurate de no sobrepasar las cantidades moderadas diarias: 1 UBE en mujeres y 2 UBE en hombres.
Llevar un estilo de vida saludable es clave para poder revertir el hígado graso evitando así su progresión hacia variantes más graves. Seguir una dieta saludable, hacer ejercicio físico de manera regular, controlar el peso, limitar el alcohol y evitar el tabaco, son hábitos saludables muy recomendables para empezar.
Productos y servicios relacionados