Miel y embarazo: lo que debes saber
Miel y embarazo, ¿son compatibles? Es una duda muy frecuente entre las futuras mamás. La realidad es que el consumo de miel durante el embarazo es seguro, tanto para la madre como para el bebé. Sin embargo, hay que tener cuidado ya que no siempre es recomendable.
¿De dónde viene la miel?
La miel es un alimento que se ha usado durante siglos para endulzar. Las abejas extraen néctar de determinadas flores y lo ingieren. Al entrar en contacto con una serie de enzimas, el néctar se modifica cambiando el pH. Ese néctar es pasado a otras abejas, lo cual provoca otra vez una modificación del mismo. El proceso de masticación del néctar por varias abejas hace que se transforme en miel. Entonces, ésta es guardada en una colmena.
Las abejas empiezan a aletear propiciando una disminución de la humedad de la miel. Una vez se ha eliminado aproximadamente un 17% del agua, las abejas sellan las celdas de la colmena con cera. De ese modo, la miel puede conservarse en buen estado. Los apicultores se dedican a retirar la cera y recoger la miel almacenada en las colmenas.
Composición nutricional de la miel
Estamos habituados a escuchar las propiedades casi milagrosas que se le atribuyen a la miel. Ahora bien, ¿es la miel tan buena como parece? Veamos primero su composición nutricional:
La miel aporta un alto valor calórico (304 kcal/100g) y es rica en azúcares (70-80%). Los azúcares predominantes son la fructosa y la glucosa. En cambio, no aporta ningún tipo de lípidos y es muy baja en proteínas. Es un alimento que aporta diferentes minerales como magnesio, calcio, potasio, fósforo, zinc y cobre. Destaca su contenido en distintos tipos de vitaminas, especialmente del grupo B. Lo más interesante de la composición nutricional de la miel radica en las enzimas, ácidos orgánicos y flavonoides (propiedades antioxidantes).
La composición nutricional puede variar ligeramente entre los distintos tipos de miel. Pero, si comparamos la miel con otros endulzantes (ej: azúcar blanco, sirope de agave, edulcorantes, etc.) podemos concluir que ésta es más nutritiva. Por lo tanto, reemplazar el consumo de azúcar u otros endulzantes por miel puede ser beneficioso. Es preferente escoger miel que haya sido elaborada artesanalmente sin ingredientes añadidos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una ingesta reducida en azúcares libres a lo largo de toda la vida, tanto en adultos como en niños. El consumo de azúcares libres debe estar por debajo del 10% de la ingesta calorica total. La reducción por debajo del 5% produce beneficios para la salud. Entendemos como azúcares libres aquellos monosacáridos y disacáridos añadidos a alimentos o bebidas por el fabricante, el cocinero o el consumidor. Asimismo, aquellos azúcares naturalmente presentes en la miel, jarabes y zumos de frutas, también son considerados como azúcares libres.
De todo esto, podemos intuir que lo más importante será vigilar el consumo de miel así como de otro tipo de azúcares libres, para evitar que el sumatorio de todos los ingeridos supere las recomendaciones pautadas por la OMS.
Puede consumirse en cantidades pequeñas, por ejemplo ½ - 1 cucharada de postre para endulzar yogures, tés, etc.
¿Qué beneficios otorga la miel?
La miel se ha utilizado como remedio natural para tratar múltiples dolencias. Como las últimas investigaciones indican, la miel puede servir de ayuda a la hora de aliviar los síntomas de resfriado como el dolor de garganta, la congestión y la tos. Además, tiene propiedades antibacterianas y ha demostrado ser efectiva contra la diarrea asociada a la gastroenteritis.
Parece que puede ayudar en la prevención de enfermedades cardiovasculares y reducir los niveles de colesterol en sangre.
Los estudios científicos apuntan que es un alimento digno de seguir estudiando por su contenido en compuestos minoritarios como ácidos orgánicos, carotenoides y enzimas.
Miel y embarazo, ¿es compatible?
Durante el embarazo, es importante cuidar la alimentación. Incluso hay algunos alimentos que están desaconsejados en esta etapa. Por ejemplo, la leche sin pasteurizar, las carnes y pescados crudos o poco cocidos, etc. Se trata de reducir el riesgo de ingerir alimentos que puedan contener parásitos o bacterias nocivas para la salud de la madre y/o del feto. Otros de los alimentos desaconsejados, lo son precisamente por tener una baja calidad nutricional y simplemente aportar “calorías vacías”. La recomendación de limitar o evitar por completo el consumo de estos alimentos aplica a población general, no solamente a embarazadas. Se trata de alimentos superfluos como bebidas azucaradas, bollería, snacks salados tipo patatas chips, galletas, alcohol, etc.
Miel y embarazo sí son compatibles. Un consumo moderado de miel es seguro durante el embarazo. Ahora bien, hay situaciones en las que no es recomendable.
Si bien es cierto que, al ser un alimento tan rico en azúcares, quedaría desaconsejado en caso de diabetes. A aquella mujer que desarrolle diebetes durante el embarazo, le diagnosticarán diabetes gestacional. Suele evaluarse con el Test O’Sullivan, una prueba de glucosa que se realiza en el segundo trimestre del embarazo. En caso de tener diabetes, ya sea gestacional o una diabetes previa, la embarazada deberá cuidar su alimentación controlando especialmente la ingesta de hidratos de carbono simple.
En aquellas mujeres gestantes que sean intolerantes a la fructosa, también estaría totalmente desaconsejada. La fructosa es un azúcar simple (monosacárido) presente de forma natural en una gran cantidad de frutas, algunas verduras y en la miel. Asimismo, también lo podemos encontrar en productos alimentarios procesados como bollería, bebidas azucaradas, etc. El grado de malabsorción a la fructosa puede variar entre individuos.
Las frutas que más sintomatología suele producir son la manzana, la pera, las ciruelas, las cerezas, los albaricoques, los melocotones y las frutas deshidratadas en general. Además, otros productos como la miel, las mermeladas y los refrescos, también son mal tolerados por la mayoría de personas que sufren intolerancia a la fructosa. Es por eso que, en estos casos sí que estaría desaconsejado el consumo de miel.
Puntos clave: miel y embarazo
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La miel es un alimento rico en calorías e hidratos de carbono simples. Contiene entre un 70 y un 80% de fructosa.
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No existe ningún motivo para pensar que miel y embarazo sean incompatibles o prohibir el consumo de miel durante este. Es un alimento seguro para esta etapa de la vida aunque también es totalmente prescindible.
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En algunos casos específicos sí que tendría sentido desaconsejar el consumo de miel. Por ejemplo, en caso de tener diabetes gestacional o intolerancia a la fructosa.
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