Quitarnos la máscara: ¿qué escondemos detrás?

Es increíble la diversidad de máscaras que nos podemos llegar a encontrar en un carnaval. Pero no solo existen por estas fechas. La sociedad en la que vivimos está cargada de prejuicios y nos somete a una presión y una exigencia difícil de gestionar en muchas ocasiones. Todos nos hemos tenido que poner una máscara alguna vez en la vida, y no precisamente para carnaval.
Máscara ¿qué señala?
Hablemos de máscaras. Pero desde una dimensión más profunda, reflexiva y psicológica.
Si hablamos de ellas cómo elemento físico, esta es una cobertura facial, que quien la lleva, quiere transmitir una identidad distinta a la propia, escondiendo la realidad y distorsionándola al mismo tiempo. Las finalidades pueden resultar tan diversas como queramos; ser graciosos, causar respeto, impresionar, agradar o desagradar… la verdad, no existe tanta diferencia entre las máscaras físicas y las “invisibles”. En la vida cotidiana, las utilizamos en función de los roles que desempeñamos.
Las máscaras nos encarcelan y limitan la libertad. Hay que ser muy valiente para vivir sin ellas y ser totalmente libres.
Detrás de una ‘máscara’ podemos encontrar varios denominadores comunes. El miedo, la inseguridad o la desconfianza. Las usamos por el miedo a ser juzgados, miedo a no ser como los estereotipos que marca la sociedad, miedo a no tener el visto bueno de los demás, a las etiquetas y a los prejuicios. Muchas personas se muestran frías cuando en realidad son afectuosas, otras indiferentes mientras la curiosidad les mata, otras por miedo a mostrar debilidad frente a los demás.
¿Cómo quitarnos la máscara?
Repito, ser libre es de valientes.
Nos aportan una falsa seguridad y nos resistimos a quitárnoslas aún cuando sabemos que deberíamos hacerlo. Resguardado debajo de ellas, vivimos en una “jaula de oro”. Dónde jamás seremos tal y cómo somos de verdad. Llenos de secretos y temores, caminaremos por la vida sin haber tenido la valentía y el coraje de ser nosotros mismos.

Estaremos condenados.
Deberíamos arrojar la “mascara” por la ventana y mostrar nuestro rostro desnudo con la familia, en el trabajo, con los amigos y en cualquier tipo de situación. Conocernos, saber quiénes somos y mostrarnos a los demás, siempre con respeto, educación y valentía.
Aceptarnos y saber vivir con los recursos y la vida que nos ha tocado es fundamental para una vida sin máscaras. La pluralidad de físicos, diversidad de caracteres y maneras de pensar hace bonita nuestra tierra. Sin duda alguna, sin máscaras todo iría mucho mejor y el mundo sería un lugar mejor donde vivir.
Disfrutar del carnaval, aprovechar y poneros la máscara que os apetezca. Este es su momento.