Mareos cervicales, sus síntomas y tratamientos
Los mareos cervicales pueden afectar significativamente tu calidad de vida. Esta molestia, muchas veces infravalorada, no solo genera inestabilidad, sino también dolor, ansiedad y miedo a moverse. Entender sus causas y aprender a tratarlos desde un enfoque integral, que combine fisioterapia, educación postural y gestión del estrés, puede mejorar de forma notable el bienestar.
Quienes los sufren describen una sensación de vértigo o de que “todo gira”, a menudo acompañada de rigidez en el cuello y dificultad para concentrarse. Aunque no suelen ser graves, su persistencia puede limitar la rutina diaria.
-
¿Qué hábitos diarios pueden ayudarte a prevenir los mareos cervicales?
-
Cómo aliviar los mareos cervicales y mejorar tu calidad de vida
¿Qué son los mareos cervicales?
Los mareos cervicales son una sensación de inestabilidad o desequilibrio causada por alteraciones en el cuello. Se producen cuando los músculos, las articulaciones o los nervios cervicales afectan el control del equilibrio y la orientación del cuerpo.
Este tipo de mareo, también conocido como vértigo cervical o mareo cervicogénico, se diferencia del vértigo tradicional porque no tiene origen en el oído interno. Su causa principal está en tensiones musculares, bloqueos vertebrales o compresiones nerviosas en la zona cervical, que interfieren en la correcta percepción del movimiento.
Las personas que lo padecen suelen describir una sensación de flotación, ligera inestabilidad o vértigo prolongado, que aumenta con los movimientos bruscos de la cabeza o tras mantener una mala postura durante mucho tiempo. A menudo se acompaña de dolor o rigidez en el cuello, molestias en los hombros o dificultad para concentrarse.
La fisioterapia y los cambios posturales suelen ser muy eficaces para mejorar el equilibrio, aliviar la tensión muscular y reducir los síntomas. Comprender esta relación entre el cuello y la sensación de mareo es clave para aplicar un tratamiento adecuado y evitar que el problema se vuelva crónico.
Diferencias entre mareo cervical y otros tipos de vértigo
El mareo cervical y el vértigo vestibular comparten síntomas, pero tienen orígenes distintos. Comprender sus diferencias es fundamental para recibir el tratamiento adecuado y evitar diagnósticos erróneos.
El vértigo vestibular se origina en el oído interno, mientras que el mareo cervical está relacionado con el cuello. Aunque ambos causan sensación de inestabilidad, su intensidad, duración y factores desencadenantes son diferentes.
Vértigo vestibular
El vértigo vestibular está asociado al sistema del equilibrio del oído interno. Produce una sensación de giro intenso, como si todo se moviese alrededor, acompañada de náuseas, vómitos y dificultad para mantenerse en pie.
Los episodios suelen ser bruscos y de corta duración, pero muy molestos. Entre las causas más frecuentes se encuentran el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) y el síndrome de Ménière, ambos tratados por el otorrinolaringólogo.
Mareo cervical
El mareo cervical es más sutil y prolongado. Se debe a tensiones musculares, bloqueos articulares o malas posturas que alteran la información que el cuello envía al cerebro sobre la posición del cuerpo.
No provoca sensación de giro, sino flotación o inestabilidad leve, que aumenta al mover la cabeza o mantenerla en una posición forzada. También puede acompañarse de dolor cervical, rigidez y cefaleas.
A diferencia del vértigo vestibular, el tratamiento se centra en la fisioterapia, la educación postural y el control del estrés muscular y emocional.
Identificar correctamente el origen del mareo es imprescindible para elegir la terapia adecuada. Mientras el vértigo vestibular requiere atención médica específica, el mareo cervical mejora con ejercicios, masajes y hábitos posturales.
Síntomas comunes de los mareos cervicales
Los mareos cervicales provocan una sensación de inestabilidad que puede acompañarse de rigidez, dolor y visión borrosa. Los síntomas varían en intensidad y duración según la causa que los origina.
Aunque el signo más característico es el desequilibrio persistente, muchas personas describen que sienten el cuerpo “flotando” o que los movimientos no responden con normalidad. Además, pueden aparecer otros síntomas que afectan la vida diaria:
-
Dolor y rigidez cervical, que puede extenderse hacia los hombros.
-
Cefaleas localizadas en la parte posterior de la cabeza.
-
Visión borrosa o dificultad para enfocar objetos cercanos.
-
Pesadez en los hombros y sensación de presión en la cabeza.
-
Aturdimiento, confusión o problemas de concentración.
-
Hormigueo o entumecimiento en el cuello o en los brazos.
-
Náuseas, y en casos intensos, vómitos.
Cuando estos síntomas aparecen de forma recurrente, interfieren con las tareas cotidianas o se acompañan de dolor intenso, pérdida de visión o dificultad para hablar o moverse, es importante acudir al médico. Estos signos pueden indicar un problema neurológico o vascular que requiere atención profesional.
La evaluación temprana permite descartar otras causas de mareo, como alteraciones de la presión arterial o del oído interno, y aplicar el tratamiento más adecuado.
Causas de los mareos cervicales
Los mareos cervicales pueden tener origen muscular, articular o circulatorio. Identificar la causa concreta es fundamental para aplicar un tratamiento eficaz y evitar que el problema se repita.
El cuello contiene una red compleja de músculos, nervios y vasos sanguíneos que contribuyen al equilibrio. Cuando alguno de estos elementos se altera, el cuerpo interpreta mal la posición de la cabeza y aparece la sensación de mareo.
Las causas más comunes son:
-
Tensión muscular excesiva. El estrés o las malas posturas pueden generar contracturas que limitan el movimiento del cuello y alteran la percepción del equilibrio.
-
Artrosis cervical. El desgaste de las articulaciones del cuello provoca rigidez y desequilibrio.
-
Compresión de la arteria vertebral. Una tensión muscular mantenida o un bloqueo vertebral pueden reducir el flujo de sangre al cerebro.
-
Hernias cervicales. Al comprimir los nervios, provocan mareos, hormigueo y molestias en brazos u hombros.
-
Latigazo cervical. Un movimiento brusco, como en un accidente de tráfico, puede causar inestabilidad prolongada.
-
Mala postura. Mantener la cabeza inclinada hacia abajo al usar el móvil o trabajar frente al ordenador aumenta la tensión cervical.
-
Cinetosis. El movimiento durante viajes en coche, avión o barco puede agravar el desequilibrio cervical.
En ocasiones, los mareos cervicales pueden combinarse con factores emocionales, como la ansiedad o el cansancio mental. Estos incrementan la tensión muscular y dificultan la recuperación. Por eso, un abordaje integral que incluya fisioterapia, relajación y hábitos saludables suele ofrecer mejores resultados.
¿Cómo se diagnostican los mareos cervicales?
El diagnóstico de los mareos cervicales se basa en descartar otras causas de vértigo y confirmar la relación entre el cuello y la sensación de desequilibrio. No existe una única prueba específica, por lo que el médico combina la exploración física con estudios complementarios.
El objetivo del diagnóstico es determinar si los síntomas provienen de una alteración en la columna cervical o de otro sistema, como el oído interno o la circulación.
Pruebas y evaluaciones médicas
Para identificar el origen del problema, el especialista puede realizar las siguientes pruebas:
-
Exploración física y anamnesis. Evalúa la movilidad del cuello, la fuerza muscular y la presencia de dolor o rigidez.
-
Test de la arteria vertebral (TAV). Permite comprobar si existe una reducción del flujo sanguíneo al cerebro al girar la cabeza.
-
Prueba de torsión cervical. Analiza si los síntomas empeoran con ciertos movimientos o posturas.
-
Radiografías o resonancia magnética. Detectan alteraciones estructurales como artrosis, hernias o desplazamientos vertebrales.
-
Pruebas vestibulares. Ayudan a descartar un origen en el sistema del equilibrio, como el nistagmo o el vértigo posicional.
Diagnóstico diferencial
Es importante distinguir los mareos cervicales de otros tipos de vértigo, como el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) o el síndrome de Ménière, ambos relacionados con el oído interno.
En los mareos de origen cervical, el síntoma principal es la inestabilidad asociada al dolor o rigidez en el cuello, mientras que en los vértigos vestibulares predomina la sensación de giro.
Cuando los mareos son intensos o persistentes, conviene acudir a un neurólogo o fisioterapeuta especializado. Un diagnóstico preciso es la base para aplicar un tratamiento adaptado a cada caso y evitar complicaciones.
Cómo afectan las emociones al cuello y al equilibrio
El estrés, la ansiedad o las tensiones emocionales pueden reflejarse físicamente en el cuello, provocando rigidez y mareos cervicales. Esta relación entre mente y cuerpo explica por qué los síntomas empeoran en épocas de preocupación o sobrecarga mental.
El cuello es una de las zonas donde más se acumula la tensión muscular. Cuando las emociones no se gestionan adecuadamente, los músculos cervicales se contraen de forma involuntaria, reducen la movilidad y alteran la percepción del equilibrio. Esta rigidez sostenida puede derivar en mareos cervicales, dolores de cabeza o sensación de fatiga constante.
Además, la ansiedad y el miedo a que el mareo reaparezca pueden generar un círculo de tensión y vigilancia corporal. La persona adopta posturas rígidas por precaución, lo que agrava aún más el problema. Por eso, abordar los factores emocionales es tan importante como tratar la causa física.
Incorporar hábitos que favorezcan la relajación ayuda a romper este ciclo. Algunas prácticas recomendadas son:
-
Ejercicios de respiración profunda para reducir la tensión muscular.
-
Yoga o estiramientos suaves que devuelven movilidad a la zona cervical.
-
Mindfulness para reconectar con el cuerpo y detectar las señales de estrés.
-
Técnicas de relajación guiada o meditación para mejorar el descanso y la concentración.
Un enfoque integral que combine fisioterapia, movimiento consciente y control emocional no solo disminuye los síntomas de vértigo cervical, sino que también mejora el bienestar general.
Tratamiento y remedios para los mareos cervicales
El tratamiento de los mareos cervicales debe abordar la causa del problema y no solo los síntomas. La fisioterapia, la corrección postural y la relajación son pilares fundamentales para recuperar el equilibrio y prevenir recaídas.
El tratamiento siempre debe realizarse bajo supervisión de un fisioterapeuta o rehabilitador. En algunos casos, el médico puede prescribir medicación o reposo relativo durante los primeros días, pero lo más importante es actuar sobre el origen del mareo.
Tratamiento fisioterapéutico
La fisioterapia es una de las herramientas más eficaces para aliviar los síntomas y restaurar la movilidad cervical. El fisioterapeuta puede emplear técnicas como:
-
Masajes terapéuticos y estiramientos musculares para liberar la tensión en el cuello.
-
Movilizaciones articulares que mejoran la flexibilidad y el flujo sanguíneo hacia la cabeza.
-
Terapias con calor, microondas o ultrasonidos para reducir la rigidez.
-
Ejercicios de reeducación postural que enseñan al paciente a mantener una posición adecuada.
Estos tratamientos ayudan a disminuir la presión sobre la arteria vertebral, mejorar la circulación y reducir el vértigo o la sensación de inestabilidad.
Técnicas de relajación y control del estrés
Gran parte de las contracturas cervicales tienen su origen en el estrés. Por eso, es importante incluir en la rutina diaria técnicas de relajación que ayuden a aliviar la tensión muscular y emocional.
Algunas opciones útiles son:
-
Practicar respiración consciente o mindfulness durante 10 minutos al día.
-
Incorporar yoga o pilates para mantener la elasticidad del cuello.
-
Escuchar música relajante o realizar meditación guiada antes de dormir.
Estas prácticas favorecen el descanso, reducen la ansiedad y mejoran el estado general del sistema nervioso, lo que ayuda a prevenir los episodios de vértigo cervical.
Medicación y reposo relativo
En los casos más agudos, el médico puede recetar antiinflamatorios o relajantes musculares para aliviar el dolor y facilitar la recuperación. Sin embargo, el reposo debe ser relativo, no prolongado.
Mover el cuello suavemente dentro del rango tolerable ayuda a evitar la rigidez y acelera la mejoría.
Si los mareos son frecuentes o afectan a la vida diaria, se recomienda acudir al fisioterapeuta para tratar posibles contracturas o al neurólogo en caso de sospecha de causas neurológicas.
Ejercicios para eliminar la tensión de las cervicales
Los ejercicios cervicales ayudan a reducir la rigidez muscular y prevenir los mareos cervicales. Realizarlos a diario mejora la movilidad del cuello, favorece la circulación y disminuye la sensación de vértigo o desequilibrio.
Antes de empezar, es importante que los movimientos sean suaves y lentos. Si notas dolor o aumento del mareo, detente y consulta con un profesional sanitario. La constancia es más efectiva que la intensidad: unos pocos minutos al día bastan para notar cambios.
Veamos una serie de ejercicios sencillos que puedes incorporar a tu rutina:
-
Estiramiento de la espalda. Ponte de pie, entrelaza los dedos detrás de la espalda y estira los brazos hacia abajo. Mantén la posición unos segundos y repite.
-
Flexión horizontal. Gira lentamente la cabeza hacia la derecha y luego hacia la izquierda, sin forzar el movimiento.
-
Flexión vertical. Baja el mentón hasta tocar el pecho y, después, lleva la cabeza hacia atrás mirando al techo.
-
Flexión lateral. Inclina la cabeza hacia un hombro y luego hacia el otro, manteniendo los hombros relajados.
-
Rotación cervical. Haz movimientos circulares muy suaves con la cabeza, primero en un sentido y luego en el otro.
-
Automasaje relajante. Con la yema de los dedos, masajea el cuero cabelludo y la nuca con movimientos circulares para relajar la musculatura.
Estos ejercicios no sustituyen un tratamiento médico, pero sí son un excelente complemento a la fisioterapia. Practicarlos a diario contribuye a mejorar la postura y prevenir bloqueos cervicales que pueden provocar vértigos o mareos.
Prevención de los mareos cervicales
Prevenir los mareos cervicales es posible con hábitos saludables que fortalezcan el cuello y mejoren la postura. La mayoría de los casos están relacionados con la tensión muscular, las malas posturas o la falta de movilidad.
Pequeños ajustes en la rutina pueden marcar una gran diferencia. Mantener el cuello flexible y relajado evita que los músculos se sobrecarguen y reduce el riesgo de vértigos cervicales.
Algunas medidas de prevención que puedes adoptar son:
-
Mantén una postura adecuada. Evita inclinar la cabeza hacia adelante durante largos periodos y ajusta la pantalla del ordenador a la altura de los ojos.
-
Evita movimientos bruscos del cuello. Realiza giros suaves y controlados para prevenir contracturas.
-
Haz ejercicios de fortalecimiento cervical. La movilidad y el tono muscular ayudan a estabilizar la columna cervical.
-
Controla el estrés. Practica yoga, meditación o respiración profunda para reducir la tensión acumulada.
-
Descansa correctamente. Usa una almohada ergonómica que mantenga la alineación natural del cuello.
-
Hidrátate bien. Una buena hidratación favorece la elasticidad muscular y la correcta circulación sanguínea.
Adoptar estos hábitos no solo previene los mareos cervicales, sino que también mejora el bienestar general y reduce el dolor de cuello.
¿Qué hábitos diarios pueden ayudarte a prevenir los mareos cervicales?
Incorporar rutinas saludables en el día a día es la mejor estrategia para evitar los mareos cervicales. Aquí tienes una guía práctica de acciones que puedes aplicar desde hoy mismo:
-
Evita usar el móvil con la cabeza inclinada. Sosténlo a la altura de los ojos para reducir la presión cervical.
-
Ajusta tu espacio de trabajo. La pantalla debe quedar a la altura de la vista y el respaldo de la silla debe mantener la espalda recta.
-
Realiza pausas activas cada 45-60 minutos. Levántate, estira el cuello y mueve los hombros.
-
Practica ejercicios cervicales diarios. Dedica unos minutos a estiramientos suaves para relajar la musculatura.
-
Controla el estrés. Técnicas como el mindfulness o la respiración diafragmática ayudan a disminuir la tensión emocional que se refleja en el cuello.
-
Duerme con una almohada ergonómica. Favorece una correcta alineación cervical y evita rigidez matinal.
-
Evita el sedentarismo. La actividad física regular mantiene la musculatura activa y mejora el equilibrio corporal.
Implementar estos pequeños cambios mejora la movilidad, la circulación y la sensación de estabilidad, reduciendo los episodios de mareo cervicogénico.
Cómo aliviar los mareos cervicales y mejorar tu calidad de vida
Los mareos cervicales pueden afectar profundamente tu bienestar físico y emocional, pero con un enfoque adecuado es posible recuperar la estabilidad y reducir los síntomas. La clave está en combinar tratamiento médico, fisioterapia y autocuidado diario.
Para aliviar los mareos cervicales, lo más recomendable es adoptar un enfoque integral que abarque tanto los aspectos físicos como los emocionales. Esto implica:
-
Seguir las indicaciones del fisioterapeuta. La movilización y el tratamiento manual ayudan a liberar tensiones y mejorar la circulación en la zona cervical.
-
Mantener una buena higiene postural. Sentarse derecho, evitar posiciones forzadas y cuidar la alineación de la cabeza reduce la presión sobre los músculos del cuello.
-
Controlar el estrés. Las técnicas de respiración o relajación favorecen el descanso y previenen contracturas.
-
Realizar ejercicios de fortalecimiento cervical. Mantener la musculatura activa ayuda a prevenir recaídas.
-
Evitar el sedentarismo. Caminar o practicar actividad física suave mejora la oxigenación y la circulación sanguínea.
Es importante recordar que no existe un remedio inmediato o universal para eliminar los vértigos cervicales, pero sí estrategias eficaces para aliviar los síntomas y evitar su cronificación. La constancia y la implicación del paciente son esenciales para lograr resultados duraderos.
Si los mareos persisten o interfieren en tu vida diaria, consulta con un especialista en fisioterapia o neurología. Los seguros de salud de DKV incluyen acceso a profesionales que pueden ayudarte a encontrar el tratamiento más adecuado para tu caso y acompañarte en tu proceso de recuperación.
Cuidar tu cuello, gestionar el estrés y moverte con conciencia son pasos clave para mantener el equilibrio, mejorar tu bienestar y disfrutar de una vida sin mareos.
Preguntas frecuentes sobre mareos cervicales
¿Los mareos cervicales pueden empeorar con la edad?
Sí. Con el paso del tiempo, las articulaciones cervicales tienden a desgastarse y los músculos pierden flexibilidad, lo que puede aumentar la frecuencia o la intensidad de los mareos. Mantener una buena postura, practicar ejercicios de movilidad cervical y acudir al fisioterapeuta ayuda a prevenir su progresión.
¿Dormir con el cuello torcido puede causar mareos cervicales al despertar?
Sí, una mala postura durante el sueño puede comprimir nervios o tensar los músculos del cuello. Usar una almohada ergonómica que mantenga la cabeza alineada con la columna y dormir de lado o boca arriba reduce el riesgo de despertar con sensación de inestabilidad.
¿El ejercicio físico intenso puede provocar mareos cervicales?
Algunos movimientos bruscos o cargas excesivas en el gimnasio pueden sobrecargar los músculos del cuello y provocar mareos temporales. Es recomendable realizar un calentamiento adecuado, fortalecer la zona cervical de forma progresiva y evitar ejercicios que generen tensión en la nuca.
¿El uso prolongado del ordenador puede causar mareos cervicales?
Sí, pasar muchas horas frente al ordenador con la cabeza inclinada o los hombros encogidos puede generar contracturas cervicales. Ajustar la altura de la pantalla, mantener una postura ergonómica y hacer pausas cada hora reduce el riesgo de mareos asociados a la rigidez muscular.
¿Los mareos cervicales están relacionados con la tensión arterial?
No directamente, pero pueden confundirse con síntomas derivados de alteraciones en la presión arterial. Si los mareos se acompañan de visión borrosa, debilidad o palidez, es importante consultar con el médico para descartar problemas circulatorios o neurológicos.
¿Qué tipo de ejercicios ayudan a mejorar los mareos cervicales?
Los ejercicios suaves de estiramiento y movilidad cervical son los más indicados. Girar lentamente la cabeza, inclinarla hacia los lados o hacer respiraciones profundas favorece la relajación muscular. La constancia diaria es fundamental para notar mejoría y reducir la sensación de vértigo.