Mareos cervicales, sus síntomas y tratamientos

Los mareos cervicales pueden convertirse en un problema recurrente que afecta la calidad de vida de quienes los padecen. Esta sensación de inestabilidad, vértigo o incluso pérdida de orientación suele estar vinculada a trastornos en la zona cervical, como tensión muscular, problemas articulares o una mala circulación en la arteria vertebral.
Si alguna vez has sentido que todo gira a tu alrededor o que pierdes el equilibrio sin una causa aparente, es posible que estés sufriendo de mareo cervicogénico. Este tipo de vértigo no solo provoca malestar físico, sino que también puede generar ansiedad y estrés al no saber cuándo ocurrirá nuevamente.
¿Qué son los mareos cervicales?
Los mareos cervicales, también conocidos como mareo cervicogénico o vértigo cervical, son una sensación de inestabilidad o desequilibrio provocada por alteraciones en la zona del cuello. A diferencia del vértigo tradicional, que suele tener origen en el oído interno, este tipo de mareo está directamente relacionado con problemas musculares, articulares o circulatorios en la columna cervical.
Este trastorno se caracteriza por la combinación de mareo e inestabilidad con dolor en el cuello, lo que lo diferencia de otros tipos de vértigo. Puede presentarse de forma ocasional o volverse crónico si no se trata adecuadamente.
¿Cómo se produce el mareo cervicogénico?
El cuello alberga una compleja red de músculos, vértebras, nervios y vasos sanguíneos que participan en el equilibrio y la coordinación del cuerpo. Cuando alguna de estas estructuras sufre una alteración, puede afectar la percepción del movimiento y la estabilidad, generando los molestos mareos cervicales.
Algunas de las principales causas que pueden desencadenar este problema incluyen:
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Tensión muscular excesiva: contracturas o rigidez en la zona cervical.
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Problemas articulares: artritis, artrosis o bloqueos en las vértebras cervicales.
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Alteraciones circulatorias: compresión de la arteria vertebral, lo que reduce el flujo sanguíneo al cerebro.
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Mala postura: pasar muchas horas en posiciones inadecuadas, como mirar el móvil con la cabeza inclinada hacia abajo.
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Traumatismos o lesiones: golpes, accidentes o el llamado “latigazo cervical”.
A diferencia del vértigo de origen vestibular, que suele causar sensación de giro o desequilibrio brusco, los mareos cervicales suelen ser más sutiles, con una sensación de inestabilidad prolongada, a veces acompañada de dolor de cabeza, rigidez en el cuello y dificultad para concentrarse.
Síntomas comunes de los mareos cervicales
Los mareos cervicales pueden manifestarse de diferentes maneras según la persona y la causa subyacente. Aunque el síntoma principal es la sensación de inestabilidad o desequilibrio, suele ir acompañado de otros signos que pueden afectar la calidad de vida diaria.
Algunos de los síntomas más comunes incluyen:
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Sensación de mareo o vértigo leve (sin una causa aparente).
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Dolor cervical y rigidez en la zona del cuello y los hombros.
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Dificultad para mantener el equilibrio, sobre todo al caminar o estar de pie.
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Dolor de cabeza (cefaleas), especialmente en la zona occipital (parte trasera de la cabeza).
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Visión borrosa o dificultad para enfocar objetos cercanos.
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Pesadez en los hombros y sensación de presión en la cabeza.
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Aturdimiento y problemas de concentración.
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Entumecimiento u hormigueo en la zona del cuello o extremidades superiores.
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Náuseas y, en casos más graves, vómitos.
Uno de los síntomas más incapacitantes es la pérdida de orientación. Muchas personas describen que sienten como si estuvieran flotando o que su cuerpo no responde con normalidad a los movimientos. Esto puede generar inseguridad al caminar e incluso episodios de ansiedad.
Si bien estos mareos suelen ser benignos, es importante acudir al médico si:
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Los mareos ocurren con frecuencia y afectan la vida diaria.
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Se acompañan de dolor intenso en el cuello o la cabeza.
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Hay pérdida de visión, dificultad para hablar o debilidad en un lado del cuerpo.
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No mejoran con reposo, ejercicios o cambios posturales.
En estos casos, el especialista podrá determinar si existe un problema neurológico o vascular que requiera tratamiento médico.
Causas de los mareos cervicales
Los mareos cervicales pueden tener diversas causas, la mayoría relacionadas con alteraciones en la columna cervical, la circulación sanguínea o la función muscular. Identificar el origen del problema es clave para encontrar el tratamiento adecuado.
Teniendo esto en cuenta, veamos las principales causas de mareos cervicales:
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Compresión de la arteria vertebral. Cuando los músculos del cuello están tensos o las vértebras cervicales están bloqueadas, pueden comprimir la arteria vertebral, reduciendo el flujo de sangre al cerebro y provocando mareos.
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Latigazo cervical. Un movimiento brusco del cuello, como el que ocurre en accidentes de tráfico, puede causar inestabilidad cervical y mareos persistentes.
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Artrosis cervical. El desgaste de las articulaciones cervicales puede generar rigidez y afectar la postura, lo que puede derivar en vértigos cervicales.
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Contracturas musculares. El estrés y la tensión pueden provocar rigidez en los músculos del cuello, afectando la movilidad y generando una sensación de mareo o inestabilidad.
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Hernias cervicales. La compresión de los nervios en la zona cervical puede provocar síntomas neurológicos, incluyendo mareos, dolor y hormigueo en los brazos.
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Mala postura. Pasar muchas horas frente al ordenador o mirando el móvil con el cuello inclinado hacia adelante puede provocar sobrecarga en las vértebras cervicales y generar síntomas de mareo.
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Cinetosisa. Algunos mareos cervicales se desencadenan por el movimiento, como al viajar en coche, avión o barco.
En algunos casos, los mareos cervicales pueden estar asociados a problemas más complejos, como trastornos neurológicos o vasculares. Si los síntomas son intensos o recurrentes, es recomendable acudir a un especialista para descartar otras patologías.
¿Cómo se diagnostican los mareos cervicales?
El diagnóstico de los mareos cervicales puede ser complejo, ya que no existe una prueba específica que confirme su presencia. En la mayoría de los casos, el médico realiza un diagnóstico por exclusión, descartando otras posibles causas del mareo, como problemas en el oído interno, trastornos neurológicos o alteraciones en la presión arterial.
Pruebas y evaluaciones para el diagnóstico
Para determinar si los mareos tienen un origen cervical, el especialista puede realizar las siguientes pruebas:
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Exploración física y anamnesis. El médico evaluará los síntomas, el historial clínico y la presencia de dolor o rigidez en la zona cervical.
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Test de la arteria vertebral (TAV). Esta prueba ayuda a identificar si hay una reducción del flujo sanguíneo en la arteria vertebral. Se realiza con el paciente acostado y girando la cabeza en diferentes posiciones.
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Prueba de torsión cervical. Permite evaluar la movilidad del cuello y si los síntomas empeoran con ciertos movimientos.
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Radiografías y resonancia magnética. Se utilizan para detectar alteraciones estructurales en la columna cervical, como artrosis, hernias o desplazamientos vertebrales.
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Pruebas vestibulares. Si hay dudas sobre el origen del mareo, pueden realizarse pruebas para descartar problemas en el sistema del equilibrio, como el nistagmo (movimientos involuntarios de los ojos).
Diagnóstico diferencial
Es importante distinguir los mareos cervicales de otros tipos de vértigo, como el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) o el vértigo de Ménière, que están relacionados con el oído interno. En los mareos de origen cervical, el síntoma principal es la sensación de inestabilidad acompañada de dolor o rigidez en el cuello.
Si los mareos persisten o empeoran, es recomendable acudir a un especialista en neurología o fisioterapia para un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.
Tratamiento y remedios para los mareos cervicales
Es necesario que los mareos cervicales sean tratados bajo la supervisión de un fisioterapeuta o rehabilitador. Esta afección debe ser tratada desde la causa que lo origina. Para ello, es fundamental realizar una evaluación clínica, que puede estar acompañada de radiografías o resonancias magnéticas.
Hay que recalcar que si la sintomatología le causa al paciente un estado de inestabilidad mayor, el profesional médico puede prescribir antiinflamatorios, incluso sedantes para aminorar la tensión.
Así pues, para empezar la recuperación, la fisioterapia es muy útil en restaurar el bienestar físico a través de la liberación de la tensión que pueda haber en la arteria vertebral. Así se consiguen reducir los síntomas.
Para eliminar la presión, el fisioterapeuta puede emplear desde técnicas o movimientos básicos terapéuticos, hasta optar por corrientes eléctricas, microondas y ultrasonidos.
El principal síntoma de este padecimiento es el bloqueo cervical o rigidez para mover el cuello o cabeza, para esto es recomendable tratarlo de dos maneras, que a su vez, servirán como prevención a futuro de este problema:
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Aliviar la tensión a través de estiramientos y educación postural.
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Realizar técnicas de meditación y relajación.
Cabe destacar que los mareos cervicales van acompañados de un bloqueo cervical que disminuye la amplitud de giro de la cabeza y lo más recomendable para esta sintomatología es tratarla desde dos frentes:
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Por un lado, liberando la tensión de la musculatura cervical mediante ejercicios de estiramientos y de educación postural.
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Por otro lado, introduciendo técnicas de meditación o relajación, no solo para contribuir a la recuperación del problema actual sino para prevenir repeticiones del problema en el futuro.
Gran parte de las contracturas, tienen su origen en el estrés y la ansiedad. Por ello, merece la pena dedicar 10 minutos al día a las técnicas de relajación, tiempo más que suficiente para prevenir las complicaciones y la aparición de mareos cervicales.
En algunos casos, el profesional también puede recomendar reposo relativo, pero solo durante los primeros días.
Si sufres mareos de manera frecuente, lo ideal será acudir a un fisioterapeuta para tratar posibles contracturas de espalda, o incluso a un neurólogo. Nuestros seguros de cuadro médico cuentan con acceso ilimitado a especialistas.
Prevención de los mareos cervicales
Prevenir los mareos cervicales es posible adoptando hábitos saludables que ayuden a mantener la estabilidad y flexibilidad del cuello. Gran parte de los casos están relacionados con la tensión muscular, las malas posturas y la falta de movilidad, por lo que hacer cambios en la rutina diaria puede marcar una gran diferencia.
Algunas medidas de prevención que se pueden tener en cuenta son:
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Mantener una postura adecuada evitando inclinar la cabeza hacia adelante durante largos periodos y asegurando que la pantalla del ordenador esté a la altura de los ojos para reducir la tensión en el cuello.
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Evitar movimientos bruscos del cuello que puedan generar tensión muscular y afectar el equilibrio, priorizando movimientos suaves y controlados.
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Realizar ejercicios de fortalecimiento cervical que ayuden a mejorar la estabilidad y flexibilidad del cuello, reduciendo la posibilidad de mareos.
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Controlar el estrés practicando técnicas de relajación como la meditación, el yoga o la respiración profunda, ya que la tensión emocional puede reflejarse en los músculos del cuello y generar rigidez.
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Evitar largas horas frente a pantallas, realizando pausas activas cada hora y estiramientos suaves para prevenir la sobrecarga en la musculatura cervical.
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Dormir con una almohada ergonómica que mantenga la alineación del cuello durante el descanso y evite la rigidez o el dolor al despertar.
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Mantenerse hidratado y llevar una alimentación equilibrada que favorezca una correcta circulación sanguínea, evitando la deshidratación y asegurando el aporte adecuado de nutrientes esenciales.
Adoptar estos hábitos no solo ayuda a prevenir los mareos cervicales, sino que también mejora la calidad de vida al reducir la rigidez y el dolor en la zona del cuello.
¿Hay algún remedio mágico contra los vértigos cervicales?
Un remedio adicional que puedes poner en práctica es el uso de bolsas de calor en la zona afectada para aumentar la irrigación sanguínea, pues esto ayuda a eliminar tanto las contracturas como la compresión de la arteria vertebral.
Sin embargo, no existe un remedio mágico que alivie de inmediato o haga desaparecer los mareos cervicales. Ahora bien, sí hay un aspecto clave e indispensable en todos los casos: la actitud y la implicación del paciente.
Es importante esforzarse para mejorar el estado de relajación, reducir el estrés y realizar los ejercicios de rehabilitación que nos hayan podido mandar de la forma y con la frecuencia adecuada. De lo contrario, la recuperación puede ser mucho más lenta, será más probable que vuelvan a producirse los mareos cervicales o, lo que es peor, puede que no lleguen a desaparecer nunca.
También será clave seguir cualquier otra indicación que nos haya podido dar el médico y/o el fisioterapeuta. Por ejemplo, si acostumbramos a ir al gimnasio todos los días pero nos prescriben reposo durante un tiempo, no ignores esa recomendación o podrías empeorar tu situación.
Ejercicios para eliminar la tensión de las cervicales
Cuando acudas a consulta con tu médico, debes contarle todos tus síntomas y todo aquello que lo haya podido ocasionar, por muy insignificante que te parezca. Y es que, a veces, el origen del problema puede estar en cosas muy simples y fáciles de solucionar.
Aunque debe ser un profesional sanitario quien te realice el diagnóstico y te paute el tratamiento adecuado para tu caso particular, a continuación te dejamos una serie de ejercicios que te pueden servir de ayuda para aliviar la tensión y prevenir los mareos cervicales.
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Estiramiento de la espalda. De pie y en una postura erguida, entrelaza los dedos de tus manos por detrás de la espalda y estira los brazos hacia abajo.
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Flexión horizontal. En posición erguida, ya sea de pie o sentado, gira la cabeza hacia ambos lados. Hazlo con delicadeza, no debe ser un giro brusco.
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Flexión vertical. Siéntate y mirando al frente, baja la cabeza hasta apoyar el mentón en el pecho. Después, muy despacio vuelve a la posición inicial, luego echa la cabeza hacia atrás, como si trataras de mirar hacia arriba.
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Flexión lateral. Coloca tus manos entrelazadas sobre la cabeza y baja con cuidado hasta dar en el pecho o todo lo que puedas. Si sientes mucho dolor, deja el estiramiento, no se trata de sentir dolor, tan solo de relajar la zona.
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Rotación. Con los hombros relajados, rota la cabeza muy despacio para evitar que el mareo vaya a más.
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Hazte un automasaje. Para terminar de relajar la zona, realiza un masaje sobre la cabeza. Lo ideal es comenzar sobre la parte frontal y finalizar en la parte de la nuca. Siempre realizando movimientos circulares.
Cómo aliviar los mareos cervicales y mejorar tu calidad de vida
Los mareos cervicales pueden ser un problema persistente que afecta la estabilidad y la calidad de vida de quienes los padecen. Si bien su origen puede estar en múltiples factores, como contracturas musculares, problemas articulares o alteraciones en la circulación sanguínea, es posible reducir su impacto con un tratamiento adecuado y la adopción de hábitos saludables.
Para aliviar los síntomas y prevenir su reaparición, es fundamental mantener una postura correcta, realizar ejercicios específicos para fortalecer el cuello y reducir la tensión muscular, y controlar el estrés, que muchas veces es un desencadenante de la rigidez cervical. Además, acudir a un fisioterapeuta puede ser clave para recibir un tratamiento personalizado basado en movilizaciones, masajes y técnicas de rehabilitación.
No existe un remedio inmediato o universal para eliminar los mareos cervicales, pero con constancia y siguiendo las recomendaciones médicas es posible mejorar significativamente. La clave está en la prevención y en la implicación activa del paciente en su recuperación. Si los síntomas persisten o interfieren con la vida diaria, consultar con un especialista permitirá encontrar la mejor estrategia para recuperar el equilibrio y el bienestar.
Preguntas frecuentes sobre mareos cervicales
¿Cuánto tiempo pueden durar los mareos cervicales?
La duración varía según la causa y la intensidad del problema. Pueden durar desde unos segundos hasta varias horas. Si los mareos son persistentes o recurrentes, es recomendable acudir a un especialista para un diagnóstico adecuado.
¿Los mareos cervicales pueden causar desmayos?
No suelen provocar desmayos, pero sí una fuerte sensación de inestabilidad. En algunos casos, pueden generar ansiedad o pánico. Si los mareos se acompañan de pérdida de conciencia, es fundamental buscar atención médica para descartar otras afecciones.
¿Qué especialista trata los mareos cervicales?
El diagnóstico y tratamiento pueden ser abordados por médicos de diferentes especialidades, como neurólogos, fisioterapeutas y otorrinolaringólogos. Dependiendo del origen del problema, puede ser necesario un enfoque multidisciplinario para aliviar los síntomas y mejorar la movilidad cervical.
¿Se pueden prevenir los mareos cervicales?
Sí, adoptar hábitos como mantener una postura adecuada, hacer ejercicios de fortalecimiento cervical y reducir el estrés ayuda a prevenirlos. También es importante evitar movimientos bruscos y pasar largos periodos en la misma posición, especialmente frente a pantallas.
¿Dormir mal puede causar mareos cervicales?
Sí, una mala postura al dormir o el uso de una almohada inadecuada pueden generar tensión en la zona cervical, afectando la circulación y provocando mareos. Usar una almohada ergonómica y mantener una postura alineada puede ayudar a prevenirlos.
¿El estrés puede provocar mareos cervicales?
Sí, el estrés y la ansiedad pueden generar tensión en los músculos del cuello y afectar la circulación sanguínea, lo que puede desencadenar mareos cervicales. Técnicas de relajación como el yoga o la respiración profunda pueden ayudar a reducir estos episodios.
¿Los mareos cervicales pueden desaparecer por sí solos?
En algunos casos leves, los mareos pueden desaparecer sin tratamiento. Sin embargo, si son recurrentes o interfieren con la vida diaria, es recomendable buscar atención médica para abordar la causa subyacente y evitar que el problema se agrave.
¿Puedo hacer ejercicio si sufro mareos cervicales?
Sí, pero es importante elegir ejercicios adecuados. Actividades de bajo impacto, como estiramientos, yoga y ejercicios de movilidad cervical, pueden ayudar a reducir la tensión. Evitar movimientos bruscos y consultar con un especialista antes de realizar actividad física intensa.