Higiene alimentaria, la importancia de aplicarla en casa
La higiene alimentaria hace referencia al conjunto de condiciones y medidas que deben seguirse en las etapas de producción, almacenamiento, transformación, transporte, conservación y cocinado doméstico de los alimentos, con el fin de garantizar su salubridad.
En la actualidad, las enfermedades de transmisión alimentaria suponen un problema en todo el mundo. Según la OMS, la mayoría de ellas pueden prevenirse con una manipulación apropiada de los alimentos.
¿Por qué seguir una correcta higiene alimentaria?
Es crucial seguir unas medidas de higiene alimentaria con tal de evitar enfermedades de transmisión alimentaria. Estas pueden ser causadas por la ingesta de alimentos contaminados con bacterias (por ejemplo, Salmonella, Escherichia coli y Listeria monocytogenes), virus patógenos (por ejemplo, Norovirus o Virus de la hepatitis A), o contaminados por toxinas (por ejemplo, Clostridium botulinum) o parásitos (por ejemplo, Anisakis y Toxoplasma gondii). Algunas de estas enfermedades pueden tener consecuencias muy graves para nuestra salud, como septicemia, meningitis o el síndrome de Guillain-Barré.
Alimentos con mayor riesgo de contaminación
Algunos alimentos son más susceptibles a estar contaminados con patógenos. Los más comunes son:
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Carnes y aves crudas o poco hechas
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Pescado y marisco crudo o poco hecho
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Alimentos listos para el consumo: productos lácteos elaborados con leche cruda, embutido curado, semiconservas de pescado, fruta cortada y envasada, etc.
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Yema de huevo cruda
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Vegetales sin lavar
La prevención de la contaminación de los alimentos es importante en todas las fases de la cadena alimentaria. Sin embargo, como consumidores, solamente tenemos el control en la última etapa: la conservación, manipulación y cocinado a nivel doméstico.
Principales medidas de higiene alimentaria en casa
Estas son algunas de las medidas de higiene alimentaria básicas para garantizar la inocuidad de los alimentos en el hogar:
Limpieza y desinfección
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Manipular alimentos siempre con las manos limpias, lavadas con agua y jabón.
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Lavar bien las superficies y utensilios que vayan a usarse durante la preparación y cocinado de los alimentos.
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Mantener limpios los paños de cocina así como los estropajos para lavar los platos. Son objetos que están continuamente húmedos, de forma que son un ambiente ideal para la proliferación de bacterias. Es importante lavar y escurrir bien después de cada uso, y cambiarlos con frecuencia.
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Alejar la basura, los productos de limpieza y los animales domésticos de la zona de manipulación y preparación de alimentos.
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Lavar correctamente aquellos vegetales y frutas que vayan a consumirse en crudo. Desechar en caso de observar moho en alguna parte del alimento.
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Mantener una buena higiene en la nevera y disponer los alimentos de forma ordenada, asegurando que los alimentos crudos como la carne y el pescado queden en los compartimentos inferiores (donde hay menos temperatura).
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Evitar toser o estornudar en la comida. Parece obvio pero puede ocurrir mientras cocinas. Nuestras mucosas pueden contener microbios con capacidad de infección.
Contaminación cruzada
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Evitar que los alimentos crudos y cocidos entren en contacto. Es especialmente importante que las carnes y pescados crudos (antes de cocinar) no contaminen a la comida ya lista para consumir. Esto incluye no usar los mismos utensilios o tablas para cortar. También es crucial lavarse las manos antes y después de manipular alimentos crudos.
Temperatura adecuada
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Cocinar los productos frescos de origen animal (carne, huevos, pescado y marisco) hasta alcanzar los 70ºC. Cocinar por completo estos alimentos elimina los posibles microorganismos patógenos que pueda haber. Esta medida es importante para mujeres embarazadas, personas con ciertas enfermedades, etc. Asimismo, es crucial recalentar correctamente las sobras de platos cocinados antes de consumir.
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Evitar dejar comida cocinada a temperatura ambiente. La mayoría de bacterias crecen rápidamente en temperaturas entre los 5ºC y los 65ºC, un gran abanico que abarca la temperatura ambiente (aproximadamente 20-25ºC). Tras cocinar y servir el plato es importante consumirlo cuanto antes o almacenarlo debidamente en la nevera o en el congelador. No dejarlo más de dos horas en ningún caso.
Alimentos y productos seguros
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Usar agua potable para cocinar, así como materias primas seguras. Por ejemplo, no consumir productos alimentarios cuya fecha de caducidad haya pasado o no hayan sido almacenados de forma correcta.
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En caso de ser población de riesgo, evitar el consumo de lácteos y zumos no pasteurizados, así como preparaciones con huevo crudo o poco cocido (por ejemplo, mayonesa casera).
Un alimento contaminado no siempre nos dará pistas a partir de su aspecto, olor o sabor. Por ejemplo, una tortilla poco hecha que contenga Salmonella será indetectable a ojo humano y sabrá igual que si no estuviera contaminada. Es por ello que, es tan importante seguir las medidas de higiene alimentaria básicas a la hora de cocinar y comer en casa.
En caso de sospecha de intoxicación alimentaria, es recomendable acudir a un centro de atención médica para realizar las pruebas necesarias.
Preguntas frecuentes sobre higiene alimentaria
¿Cuáles son los beneficios de la higiene alimentaria?
Los principales beneficios son evitar la contaminación de alimentos y, en consecuencia, las intoxicaciones alimentarias.
¿Cuáles son los síntomas de las enfermedades de transmisión alimentaria?
Los síntomas más comunes son los gastrointestinales, pudiendo comprender desde diarreas hasta vómitos o dolor abdominal. Aún así, también puede aparecer fiebre, dolor muscular y malestar general. Estos síntomas podrían aparecer al cabo de horas o días tras la ingesta del alimento contaminado.
¿Quién debe ser más estricto con las medidas de higiene alimentaria?
Los colectivos con mayor riesgo son los niños, las mujeres embarazadas y personas con el sistema inmunitario debilitado o que padezcan ciertas enfermedades.
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