Crisis hipertensiva: todo lo que tienes que saber al respecto

La tensión arterial es un indicador fundamental a la hora de contar con una buena salud. Son varios los factores que pueden alterarla y, en algunos casos, desencadenar una crisis hipertensiva, una enfermedad que puede afectar a órganos como el corazón, el cerebro o los riñones. Sigue leyendo y te daremos las claves sobre su diagnóstico y tratamiento.
Crisis hipertensiva: ¿qué es y qué no es?
La crisis hipertensiva es una situación de urgencia médica que se caracteriza por la elevación aguda de la presión arterial. Este aumento agudo de la presión arterial puede causar daños en órganos denominados diana (por ejemplo, el cerebro, el corazón o los riñones).
¿Qué es la hipertensión arterial?
La hipertensión arterial es una elevación crónica de la presión de la sangre por encima de los valores establecidos como óptimos o normales. Se trata de la enfermedad crónica más frecuente en los países occidentales. Además, hay que tener en cuenta que la hipertensión no da síntomas. Sin embargo, a largo plazo, puede dañar órganos vitales como los riñones o el corazón. Debido a esto, su tratamiento y control es indispensable.
Diferencias entre hipertensión arterial y crisis hipertensiva
La hipertensión arterial es una enfermedad que se produce cuando, de forma crónica, la presión de la sangre está por encima de los valores establecidos como óptimos o normales. En cambio, la crisis hipertensiva es una manifestación muy infrecuente que se produce en pacientes hipertensos. En torno al 1% de los pacientes con hipertensión arterial desarrollará en algún momento crisis hipertensivas.
Así mismo, hay que distinguir las crisis hipertensivas de las falsas urgencias hipertensivas. En estos casos, hablamos de una elevación de la presión arterial reactiva por cualquier causa pero que, al mismo tiempo, no compromete órganos vitales. En estas situaciones, no hablamos de crisis hipertensiva.
Según diferentes sociedades médicas, se establecen como cifras de criterio para definir las crisis hipertensivas unas cifras de presión arterial sistólica (PAs) igual o superior a 180 mmHg y de presión arterial diastólica (PAd) igual o superior a 120 mmHg. Por otro lado, además de la determinación de estas cifras, es necesario que exista riesgo de lesiones orgánicas graves para que se pueda hablar de una crisis hipertensiva.
Tipos de crisis hipertensivas
Se pueden distinguir dos tipos de crisis hipertensivas:
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Emergencia hipertensiva
Se trata de una situación muy grave y que requiere tratamiento hospitalario. En estos casos, se produce una elevación aguda de las cifras de presión arterial que se acompaña de posibles alteraciones irreversibles en órganos vitales (riñones, corazón, cerebro, etc.). Las emergencias hipertensivas precisan de tratamiento urgente para el descenso progresivo de las cifras de presión arterial mediante fármacos endovenosos.
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Urgencia hipertensiva
Principalmente, se diferencia de la emergencia hipertensiva en que no implica riesgo vital para el paciente. Se pueden tratar de forma ambulatoria. Hay una elevación aguda de la presión arterial en un paciente asintomático con síntomas inespecíficos que permite un tratamiento médico oral.
Las diferencias entre urgencias y emergencias hipertensivas radican en la existencia o no de riesgo vital debido a la afectación de órganos diana más que por las cifras de presión arterial en sí mismas.
Causas de las crisis hipertensivas
Las causas de las crisis hipertensivas son múltiples y pueden estar propiciadas por varios factores. En este sentido, algunas de las principales causas pueden ser:
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El consumo de determinados fármacos
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Enfermedades neurológicas (hemorragia craneal)
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Traumatismos
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Enfermedades vasculares (aneurisma de aorta)
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Enfermedades cardíacas (síndrome coronario)
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Embarazo (eclampsia)
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Tumores (feocromocitoma), etc.
Síntomas de una crisis hipertensiva
Los síntomas de una crisis hipertensiva son variados y, en ocasiones, inespecíficos. Pueden aparecer:
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Mareos
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Dolor de cabeza
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Malestar
U otros más alarmantes como:
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Síntomas visuales
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Confusión
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Dolor torácico
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Ahogo.
De hecho, se recomienda acudir a un centro médico para poder realizar una valoración ante la aparición de cualquier nuevo síntoma en un paciente hipertenso.
Diagnóstico de la crisis hipertensiva
El diagnóstico tiene como objetivo establecer si existe una verdadera crisis hipertensiva y de qué tipo se trata (urgencia o emergencia), para actuar en consecuencia.
Algunos elementos importantes que se deben tener en cuenta para determinar el diagnóstico son los siguientes:
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Comprobar las cifras de presión arterial. Medirlas en forma repetida y en condiciones idóneas.
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Interrogatorio médico para conocer los síntomas.
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Identificar las posibles causas desencadenantes.
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Examen físico detallado para establecer si existe afectación de los órganos diana. Por ejemplo, taquicardia o ahogo (corazón), alteración del nivel de conciencia (cerebro), hemorragias (ojo), retención de líquido o disminución de la orina (riñones), etc.
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En general, no es necesaria ninguna prueba diagnóstica específica. En función del diagnóstico (emergencia o urgencia hipertensiva) se decidirá la derivación al centro hospitalario (en primer caso) o se realizará tratamiento ambulatorio (en segundo caso).
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Pueden requerirse exploraciones como un electrocardiograma, una gasometría o una radiografía de tórax ante la aparición de síntomas específicos.
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Tratamiento de una crisis hipertensiva
El tratamiento de la crisis hipertensiva se divide entre las medidas generales y el tratamiento específico.
Medidas generales
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Reposo en un lugar tranquilo.
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Valorar la sedación con algún fármaco.
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En caso de emergencia hipertensiva, poner una vía endovenosa.
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En caso de emergencia hipertensiva, traslado al servicio de urgencias por la posible gravedad o compromiso vital del paciente.
Tratamiento específico
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Se basa en la administración de fármacos hipotensores que, según el caso (emergencia o urgencia), se deben individualizar. Además, la selección dependerá del criterio médico y de otros factores asociados al paciente (como enfermedades previas, si el paciente era hipertenso conocido, etc.).
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El objetivo del tratamiento de las urgencias hipertensivas es conseguir una disminución gradual de las cifras de presión arterial (al menos un 20% de las cifras basales) hasta conseguir unas cifras seguras. Por tanto, en las urgencias hipertensivas no se deberían utilizar fármacos de acción rápida.
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Existe un gran número de fármacos hipotensores disponibles que se pueden administrar por vía intravenosa, vía sublingual o vía oral. Siempre bajo control y vigilancia médica.
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En las emergencias hipertensivas, la vía de elección de administración de los fármacos es la endovenosa. El objetivo es disminuir de forma inmediata las cifras de presión arterial, aunque no se obtengan cifras normales (20-25% de la PAd).
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Estos pacientes necesitan ingreso hospitalario y monitorización de frecuencia cardiaca, diuresis, oxígeno y presión arterial.
Finalmente, en todos los casos, se debe tener en cuenta que se han de valorar y tratar posibles factores desencadenantes.