Trastornos del sueño

05 Mar 2015
Como cualquier otro proceso fisiológico el descanso puede verse alterado por trastornos del sueño: insomnio, apnea, piernas inquietas o narcolepsia.

El sueño es un estado fisiológico de reposo del organismo, con una inactividad relativa, una ausencia de movimientos voluntarios y una falta casi total de respuesta a estímulos. El ser humano pasa aproximadamente un tercio de su vida durmiendo y pese a su aparente inactividad es un proceso cerebral actico y complejo regulado por varias sustancias, como la serotonina, la noradrenalina, la dopamina o la melatonina, entre otras. El sueño permite la recuperación física del organismo así como la reorganización mental. Por eso, el desarrollo de trastornos del sueño pueden suponer un problema para la salud.

Principales trastornos del sueño

Como cualquier otro proceso fisiológico el descanso puede verse también alterado por diversos trastornos del sueño, siendo algunas de las más frecuentes:

  • insomnio

  • síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS)

  • síndrome de las piernas inquietas

  • parasomnias

  • narcolepsia

Insomnio

El es uno de los trastornos del sueño más frecuentes. Se define como un trastorno del sueño caracterizado por la dificultad para iniciar o mantener el sueño, así como la sensación de no tener un descanso reparador, disminuyendo tanto la calidad como la cantidad del sueño. Afecta aproximadamente al 30% de la población adulta, especialmente a mujeres, ancianos y personas con algún trastorno psiquiátrico. El insomnio puede ser de conciliación, de mantenimiento, de despertar precoz o mixto.

Las principales causas sueles ser alteraciones emocionales del individuo, como el estrés, la ansiedad, la angustia, el miedo o la tristeza. Enfermedades físicas como el dolor, la fiebre, las neuropatías o las alteraciones gastrointestinales o genitourinarias pueden causarlo, así como diversas sustancias (cafeína, alcohol, sustancias estimulantes o la abstinencia de drogas depresoras del sistema nervioso central). Diversos factores ambientales como el ruido, la luz, la temperatura o las características de la cama pueden influir en un descanso inadecuado e insuficiente.

El insomnio conlleva somnolencia diurna, falta de concentración y energía, irritabilidad y alteraciones del comportamiento.

El tratamiento del insomnio debe iniciarse con una correcta higiene del sueño: procurar ir a dormir y despertarse a la misma hora, dormir unas 7-8 horas diarias, evitar las sustancias estimulantes, no realizar siestas largas (no más de media hora), no realizar actividades físicas ni excitantes a última hora del día, evitar las cenas copiosas y procurar que el dormitorio tenga unas condiciones de temperatura, luz y silencio propicias para conciliar y mantener el sueño.

En caso de precisar tratamiento farmacológico se puede iniciar mediante sustancias naturales como la tila o la valeriana, y si no es suficiente existe un amplio rango de fármacos hipnóticos (benzodiazepinas, antidepresivos, melatonina) que se adaptan a las necesidades de cada tipo de insomnio, siempre bajo la supervisión de un médico.

Trastornos del sueño

SAOS

Este trastorno del sueño consiste en una alteración anatómica de la vía aérea superior que afecta aproximadamente al 7% de la población y conlleva una obstrucción del tracto respiratorio durante el sueño, hecho que acarrea una disminución de los niveles de oxígeno en sangre haciendo que el paciente sufra un despertar brusco ante la falta de oxigenación. Estos despertares, que son más de 5 por hora, hacen que el sueño no sea reparador en absoluto. El cese de la respiración (apnea) suele ser de unos 10-15 segundos aproximadamente.

El estrechamiento de la vía aérea superior puede ser debido a muchas causas, como obesidad, alteraciones nasales, faríngeas, mandibulares o del paladar y la úvula (la campanilla). Otros factores de riesgo relacionados con el SAOS son las enfermedades metabólicas, el consumo de alcohol, el tabaquismo o el uso de sustancias inductoras del sueño.

La clínica de los pacientes con SAOS son los ronquidos de gran intensidad junto con las pausas respiratorias o apneas, los despertares múltiples durante la noche y la hipersomnia diurna.

El tratamiento del SAOS depende del factor desencadenante, pudiendo abordarse el problema mediante una pérdida de peso, evitando el consumo de hipnóticos, alcohol y tabaco o no durmiendo boca arriba. En ocasiones se puede precisar de tratamiento quirúrgico para corregir defectos del tabique nasal, pólipos, alteraciones faríngeas, maxilares o de la úvula y el paladar. En casos graves se puede necesitar de unas máquinas llamadas CPAP o BiPAP, que consisten en unas mascarillas que se aplican a la cara del paciente mientras duerme y ejercen una presión que impide que se colapse la vía aérea.

Síndrome de las piernas inquietas

Otro de los trastornos del sueño más comunes es el síndrome de las piernas inquietas. Afecta al 6% de la población, porcentaje que aumenta hasta casi el 15% en los mayores de 65 años, y que consiste en el padecimiento de unas molestias en las piernas y una necesidad imperiosa de moverlas. Dichas molestias se manifiestan como hormigueos, picores, pinchazos o incluso dolor, dándose siempre en reposo y necesitando mover las piernas para mitigar estos síntomas.

Se cree que es debido a un descenso de los niveles de dopamina, así como también de hierro o ácido fólico. Suele darse con frecuencia en situaciones de estrés y es habitual durante el embarazo. Otras enfermedades que predisponen a padecerlo son la diabetes, la artritis reumatoide o la insuficiencia venosa.

El tratamiento suele ser a base de fármacos dopaminérgicos, benzodiazepinas o, en casos extremos, opiáceos o anticonvulsionantes.

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Narcolepsia

La narcolepsia es un trastorno poco frecuente (afecta a menos del 1% de la población) y se caracteriza por la presencia de una somnolencia diurna inevitable, así como en muchos casos cataplejía, la pérdida brusca del tono muscular del cuerpo, haciendo que la persona caiga al suelo y no pueda moverse sin llegar a perder el conocimiento; estos ataques suelen desencadenarse por emociones como la risa o la sorpresa. Muchos pacientes con narcolepsia presentan también alteraciones del sueño nocturnos, así como parálisis muscular y alucinaciones al adormecerse o al despertar.

El tratamiento combina la programación de pequeñas siestas diurnas para evitar el adormecimiento inesperado, así como fármacos como el modafinilo, el metilfenidato, antidepresivos tricíclicos o el oxibato sódico, indicado este último tanto para el tratamiento de la somnolencia como de las crisis de cataplejía.

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David
Autor/a: David Cañadas Bustos

Doctor coordinador de un equipo de 12 médicos en Teladoc Health International.

Medicina general y médico consultor de Advance Medical (Teladoc Health)